El papá de Zaira defiende a su hija y apoya a Patti
Fue el primero en hablar de la ruptura de la modelo con el futbolista Diego Forlán
Canchero, siempre sonriente, dispuesto a aceptar ciertas humillaciones a cambio de que las nenas tuvieran un minuto más de cámara: así se veía al papá de Wanda y de Zaira en el piso de Ideas del Sur. ¿Quién es ese señor que le hace el aguante a la nena mientras se descoyunta en el caño o se deja cortar la pollerita por el jefe?
Andrés Nara, dicen, aprendió tempranamente que lo más importante para la prosperidad de un hombre es saber ubicarse en los lugares correctos. En los años setenta esos lugares estaban cerca de los represores, pero a él no le importaba, porque “la Argentina era una fiesta y en esto todos van a coincidir conmigo. Digo, más allá de que vivíamos con los militares, y estábamos incómodos y esas cosas, podíamos vivir con seguridad.”
Por eso, porque le gusta vivir con seguridad, se acercó al grupo que postulaba a Patti. Según Nara, el subcomisario “es un ícono con respecto a la inseguridad que estamos viviendo. Creo que es una de las pocas personas que hizo algo realmente positivo por el tema de la inseguridad. Tengo mucha gente amiga en Escobar y han cambiado mucho las cosas. Modificó mucho el tema de la delincuencia, sabe cómo manejarse en ese aspecto, va al grano, a las fuentes. O sea, hoy vas a Escobar y no joden, es otra cosa. Porque Patti lo supo controlar y no es que fue matando gente por la calle, pero él sabe porque fue policía, comisario. Entonces yo creo que si sale bien una cosa hay que copiarla. Hoy no podés salir a la noche, no podés vivir.” La seguridad es muy importante, y por eso, porque el gobierno no tenía respuestas para ese tema, le hizo la cama a Patti. Una acusación injusta que el subcomisario se tuvo que bancar porque alguien siempre paga los platos rotos.
Pero Andrés Nara también es experto en despegarse de las situaciones incómodas. Así como se desmarca de los negocios que hizo durante la dictadura, así como se desentiende de las acusaciones que caen sobre Luis Patti, se desprende también de las metidas de pata de las nenas en el difícil mundo de la exposición mediática al que parecen haber sido destinadas desde muy pequeñas. “Mirá, mi abuelo era el sastre y amigo personal de Perón y yo nunca me quedé pegado con nada. Imaginate que yo tengo una cintura terrible, porque si no, siendo el papá de Wanda, te tenés que pegar un tiro.” Un amor de padre, realmente.
28 de junio de 2011