Investigación Especial 24CON

Venta de semen y óvulos: conocé el precio de la semilla de la vida

Los centros de fertlización asistida y un vacío legal que habilita un negocio millonario.

Por María Clara Arias

Cada mes que pasa, crece la demanda en los centros médicos que realizan tratamientos de fertilización asistida, no sólo por las mujeres que buscan tener hijos y no pueden hacerlo, sino también por la cantidad de donantes que se acercan a los laboratorios para recibir una remuneración a cambio de sus óvulos y espermatozoides.

Por un lado, parejas que recurren a la ayuda médica para poder procrear que rondan entre los cuarenta y los cincuenta años, suelen ser profesionales y pueden pagar los 18 mil pesos que sale el tratamiento. Del otro lado, mujeres y hombres jóvenes a los que les sobra fertilidad pero les falta dinero. Y en el medio, los encargados de articular que las dos partes se unan, que son los centros de fertilización asistida. 

Como en el caso de la orina y el pelo (Ver: Oro líquido y pelo virgen: el material humano que mueve millones), en Argentina no hay una ley específica que regule estas técnicas, ni una mención en la de material humano, por lo tanto no está ni prohibido ni permitido pagar. Los laboratorios dan una “recompensa” a la buena gente que dona sus gametas, que según las características físicas puede ser de 500 a 3 mil pesos.

Pero si se trata de un acto de solidaridad, ¿por qué reciben dinero los donantes? Según los centros, dan un reconocimiento económico porque la donación exige dedicación, estudios, trámites, controles, etc, y todo ello implica mucho tiempo. Sin embargo, en su discurso, los laboratorios resaltan que el proceso se puede llevar a cabo “gracias a la ayuda anónima y desinteresada de otra mujer”.

Es cierto que la donación es anónima, “no debe haber cruce de información entre donantes y receptoras”, aseguran los especialistas. La receptora sólo puede saber la edad, el grupo sanguíneo y RH de la donante, y esta información únicamente se la puede facilitar la clínica una vez que se haya realizado la transferencia de gametas. 

Entre los requisitos que deben cumplir las donantes mujeres se encuentran: ser mayor de 18 años y menor de 32, ser sanas, fértiles y se tiene en cuanta la contextura física, el color de la piel, del cabello, de los ojos y el grupo sanguíneo (previamente son chequeadas desde el punto de vista infectológico y genético).
Por el lado de los hombres, además de las características físicas y psicológicas, se examina una primera muestra para ver la cantidad y movilidad de los espermatozoides, luego se realiza una prueba de congelación y si pasa la “prueba de calidad” el semen- que debe ser de 20 millones de esperma por mililitros según la OMS- recién allí se cita al donante.

Es curioso que aún no haya salido ninguna ley que regule los tratamientos de fertilización asistida. Los centros médicos establecen una serie de reglas para no tener inconvenientes ni con los pacientes, ni con los donantes. Entre los cuales se destacan que la donación debe ser anónima, y gratuita, que los donantes no tienen ningún tipo de derecho sobre el hijo que nace producto de sus donaciones, etc.

“En algunos países como en España, ya se sancionó la ley de reproducción asistida en el año 2006, pero en nuestro país todavía el tema está en veremos, entonces ni los donantes, ni las parejas que se hacen el tratamiento saben bien que está prohibido y que no, qué pueden reclamar y qué no, porque no hay regulación y eso lo aprovechan los laboratorios”, explica el abogado Sebastián Rodríguez.

 

La "donación" de óvulos y espermatozoides es otro claro ejemplo del negocio que opera en torno al material humano por la falta de regulación. Todo esto genera como consecuencia un vacío legal tan grande que permite la concreción de grandes negocios millonarios. Por lo tanto, los centros de fertilización seguirán facturando millones a partir de la donación de gametas, si no se crea una ley que regule la situación, o mejor dicho, una ley que al menos detalle qué se entiende por material humano.

 

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