A los mineros se les acabó el amor: ahora son piqueteros
El regreso al campamento Esperanza estuvo acompañado por una protesta de trabajadores que exigían pagos adeudados.
Tras un breve recorrido por las carpas donde sus familiares esperaron desde el derrumbe del 5 de agosto hasta el rescate, los mineros entraron a la carpa donde se realizó la misa y la ceremonia de acción de gracias.
"Es súper lindo estar acá, en algún momento pensamos que la perforadora (T-130) se había echado a perder, por eso ahora estamos muy contentos de estar con vida", dijo el minero Claudio Yáñez, uno de los asistentes al acto religioso.
"(Causa) mucho dolor al recordar todo lo que vivimos adentro, fuerte ver el sufrimiento de ellos (las familias) afuera e imaginarse todo lo que pasaron ellos y nosotros", agregó Daniel Herrera.
Al mismo tiempo que se realizaba la ceremonia, un grupo de trabajadores de la empresa San Esteban, a cargo de la mina San José, llegaron al campamento para exigir el pago de sus finiquitos.
"San Esteban, no somos 33, somos 300" y "70 días sin plata y trabajo. Finiquito ya. No nos roben" fueron algunas de las consignas que escribieron en carteles para reclamar por ayuda, a la vez que amenzaron con tomarse el campamento en espera de una solución.
"No estamos dispuestos a esperar 11 meses más y que nos paguen en cuotas", dijo la esposa de uno de los trabajadores, Marta Durán.
La empresa San Esteban está en medio de un proceso judicial en el que se evaluará la posibilidad de arrendar sus activos a otra minera con mayor respaldo financiero o decretar la quiebra.
Además debe resolver los pagos de los más de 300 trabajadores que quedaron sin trabajo después de que se cancelaran las faenas de la mina debido al accidente que dejó a los 33 trabajadores atrapados.
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