Su padrastro la llamaba “la bastardita” y su madre, eventualmente, señalaba la pantalla del televisor y le decía: “Ese es tu papá”. Pero nunca pudo saberlo con certeza. Cuando preguntaba, mirando la pantalla al cantante y actor, su mamá le respondía: “Averigualo cuando me muera”.
Y así fue. Hoy Sandra Borda tiene 41 años y quiere saber si efectivamente Sandro, el Gitano, era su papá tal y como su mamá, Marta Beatriz Muñoz, se lo decía. Mientras, su padrastro, Carlos Borda, le echaba en cara.
“Sandro es mi papá”, dijo Sandra en una entrevista con radio Continental. La mujer -que actualmente es auxiliar médica de veterinaria, tiene una hija de 8 años y habla perfecto inglés- creció con el dolor de no conocer la verdad a ciencia cierta. A cuentagotas, su madre le explicó que era producto “de una infidelidad” y que por ello lo ocultaba.
En efecto, tal y como lo relata la propia Sandra, la historia entre Marta y Roberto Sánchez comenzó allá por los años ‘60, cuando el cantante daba sus primeros pasos. De hecho, la primera vez que se vieron fue cuando él viajaba en colectivo hacia Canal 13. Cuando bajó del colectivo Marta lo piropeó y Roberto la fue a buscar.
El amor que nació entre ellos fue, desde siempre, un amor a escondidas. Y es que, para aquel entonces, Marta estaba de novia y poco tiempo después, la obligaron a casarse con Carlos Borda, hoy ya muerto.
El destino quiso que, en diciembre de 1968, y a sólo seis meses de tener a su primera hija, Marta quedara embarazada de Sandra. Y que el padre de la niña no fuera Carlos, sino Sandro, algo que el marido de su madre sabía. “Yo no toqué a esa mujer”, cuenta Sandra que Carlos le decía a sus amigos.
El relato de Sandra es coherente y convincente. Asegura que, cuando sólo tenía un año, y quizá, producto de la vergüenza de su madre por la infidelidad, se fueron a vivir a Estados Unidos y allí se produjo un nuevo encuentro con el Gitano. “Se vieron cuando Sandro cantó en el Madison Square Garden”, indicó Sandra y “también en Puerto Rico”, donde vivieron unos años.
Pero su madre nunca quiso que su verdad saliera a la luz. “Me decía que se moría de vergüenza si esto se conocía”, sostiene y agrega: “Por eso me dijo que averiguara una vez que muriera”.
La búsqueda de su identidad comenzó cuando Sandro aún estaba en vida. El 13 de marzo de 2007, la joven se hizo un estudio de ADN. Roberto Sánchez no se presentó. Y es que, ese mismo día se casó en secreto con Olga Garaventa, aunque a ella le dijeron que estaba enfermo. Según cuenta Sandra, extraoficialmente le dijeron que los resultados del estudio fueron negativos.
“Pero yo nunca vi el protocolo de ADN”, dice y continúa: “Nunca me ofrecieron dinero y tampoco lo quiero. Es más: en su momento me ofrecí para firmar un documento renunciando a mi herencia pero me dijeron que en Argentina eso no es posible”, sostiene segura.
Para comprobar si efectivamente es hija del cantante, Sandra deberá, primero, comparar su ADN con el de su hermanastra para descartar que efectivamente sea hija de Borda. “Mi hermana escuchó y fue testigo, tanto como yo, de las veces en que Carlos me decía que no era su hija”, asegura.
Sandra, que nació en septiembre de 1969, creció viendo cómo su madre, una secretaria con buen manejo de inglés, iba a los recitales de su presunto padre. Ella, sin embargo, no tiene ninguno de sus discos. “Apenas conozco unas pocas canciones de él”, dice y asegura: “Mi único interés es el vínculo”.
Fuente: Crónica
14 de octubre de 2010
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