Poliamor: Historias de sexo donde nunca sobra nadie

Aseguran que el sexo es secundario: "En la cama somos tres, pero si uno no tiene ganas se tiene que ir o quedarse a mirar"

“Sobre gustos no hay nada escrito” reza un antiguo refrán. Aunque para saber que es lo que gusta, primero hay que probarlo. El Poliamor es la nueva expresión en lo que a relaciones de pareja se refiere. Una evolución de las emociones y sentimientos humanos. Aunque para los más negativos sólo se trata de una nueva moda.

Tras el informe que realizó 24CON sobre poligamia y parejas de más de dos integrantes. (Ver: Sexo, amor y fantasía: la poligamia en el Conurbano) varias historias llegaron a la redacción en donde lo que primero destaca, derribando cualquier prejuicio, es que la unión de las tres o más personas, es netamente sentimental y no solamente sexual.

“No es requisito ser swinger” dictaminó Daniel Bracamonte, editor de la revista Entre Nosotros y del sitio entrenos.com, que ,junto con su esposa Beatríz, es un ícono del movimiento swinger en Argentina. “Conozco dos historias de poliamor. Ellos no quieren ser conocidos por lo que me pidieron que te las cuente yo. Son dos historias diferentes desde la raíz. De cómo comenzaron y cómo resolvieron ser una pareja de tres” arrancó Daniel.

Daniel y Beatriz, referentes porteños del movimiento swinger
“Era un matrimonio que tenían unos 45 años de edad cada uno. Ella era ama de casa hasta que consiguió trabajo. En el trabajo conoció a una chica lesbiana, menor que ella, y se hicieron amigas hasta que empezó a sentir una inclinación bisexual muy fuerte, y en algún momento terminaron en la cama sin que el marido supiera nada. Después de varios encuentros se planteó una relación romántica y entonces decidió contárselo al marido. El marido después del primer enojo quiso conocer a la otra mujer. La ama de casa no quiso romper con su marido por la otra chica, pero al marido le cayó bien y aceptó que continuara con la relación. Hasta que se planteó la convivencia de los tres. Inclusive la relación se amplió, si bien no había mucho sexo entre el marido y la novia de su esposa duraron así un año y medio. Hasta que hubo un problema de celos por parte de la novia y le exigió a la mujer que decidiera. Si se iba con ella o se quedaba con su marido. Pero ella se decidió por su marido porque se sentía mas ligada afectuosamente” rememoró Bracamonte.

La segunda historia que recordó Daniel comenzó completamente desde otro punto que la primera, “era un matrimonio que practicaba el ‘menage a trois’, hacían tríos con hombres. Con uno de los hombres con los que hicieron un trió repitieron varias veces y se hicieron muy amigos. Los dos hombres y ella tenían una simpatía especial. Entonces él empezó a quedarse a dormir en la casa del matrimonio, hasta que un día trajo el bolsito, y lo aceptaron. Duró tres años de convivencia. Cada uno tenía un rol en la casa, había un pozo común. Era un trimonio”.

Pero no todas las historias de amor duran para siempre, “se terminó la historia cuando ella perdió atracción con el muchacho, siguen siendo amigos, pero se fue de la casa. Ya no hay mas sexo, él se sintió expulsado de la relación pero ahora son amigos. Había un buen feelling” recordó el editor de la revista que aglutina a toda la actividad swinger de Buenos Aires. “En mentes liberales es mas común. Si permite meter a terceros para el sexo es mas probable que entienda una relación romántica de a tres. Los swinger no son eso. Pero es difícil que una pareja ortodoxa se anime” finalizó Bracamonte.

Aún conociendo las historias, para saber los detalles de una relación poliamorosa es necesario dirigirse a quienes la hayan practicado en carne propia. Ayelén y Alejandro viven a pocos kilómetros del centro de la ciudad de Mar del Plata, se reconocen como un matrimonio compuesto por dos personas bisexuales que en dos oportunidades formaron una pareja de tres. “Comienza con una pregunta tonta. Te vas a casar y pensás ¿le voy a ser fiel toda la vida? ¿Nunca vas a sentir atracción por otra persona? Entonces con esa pregunta tonta nos planteamos eso, si quizás conocíamos otra persona también podíamos sentir amor y atracción. Es como cuando te preguntan ‘a quien querés más ¿a tu mama o a tu papa?’. El amor es uno, no lo fraccionas. Primero fue plantearse la sinceridad  y después nos permitimos conocer gente con la libertad de ver que ocurría. En una de las ocasiones conocimos una chica, y planteamos una convivencia después de un tiempo de estar saliendo” contó Alejandro a 24CON.

La curiosidad apunta directamente a la cama. La relación poliamorosa plantea un vínculo amoroso entre los tres, o más, miembros de la pareja. Alejandro y su esposa practicaban lo que ellos llaman polifidelidad, aunque algunas noches volvían a ser parejas sólo de dos personas. “La cama queda chica, dormíamos los tres juntos. Pero eso no siempre era sexo de a tres. Muchas veces uno no tenía ganas y si no quería no participaba. Es como en una pareja de dos cuando uno no quiere, pero acá los otros dos pueden tener relaciones. El tercero se tiene que ir, o se queda mirando y quizás después se prende”.

Pero no todo es fácil en una pareja polígama ni se pueden realizar todas las tareas o actividades de a tres, “a veces nos pasaba que uno estaba trabajando mientras los otros dos tenían su momento íntimo, entonces cuando el primero llegaba y tenía ganas, los otros dos ya habían estado y ya no tenían ganas…  después de un tiempo de estar saliendo fuimos aprendiendo, los problemas de a dos también salen de a tres. Uno acepta eso y reconoce que siente cosas por los otros y trata de ser lo mas sincero, pero hay celos, hay distintas emociones. Las cosas que compartís con uno no compartís con el otro, pero no los dejas de amar”.

Algo común, según explicaron los poliamoroso es que el “anexado” no se sienta completamente parte de la pareja, “con esta persona que vivimos juntos, planteo lo que plantea otro poliamoroso, quería otras relaciones aparte. Hizo otros contactos y se cortó la relación. Después tuvimos otra pareja más que no convivimos pero fue un vínculo más fuerte. Más diálogo, más sinceridad”.

Alejandro explicó que su capacidad de amar, la que le permite enamorarse de distintas personas al mismo tiempo y en pareja, le costó otras relaciones. Si bien siempre fue sincero y sus novias compartían el ideal poliamoroso, a la hora de concretar las ideas quedaba solo. Hasta que conoció a Ayelén. “No te enamoras de cualquiera. Con lo difícil que es enamorarse de una sola persona, pensá lo que es enamorarse de a dos. Y para la otra persona, enamorarse de dos” confesó.

La segunda relación de a tres finalizó similar a la primera aún cuando se había pensado en tener hijos y conformar una familia casi como la de todos los demás. Si bien Alejandro y Ayelén no sienten ningún tipo de discriminación o estigma por su particular forma de enamorarse mantienen su poligamia en secreto y, bajo seudónimos, lejos de las miradas y las mentes que no aceptan esta nueva forma de amar. Según Daniel Bracamonte es la nueva forma de amar, “Poliamori se presenta en sociedades de cultura sexual muy amplia, es una tendencia fuerte que recién nace, pero va a tener impacto en el futuro”.


23 de septiembre de 2010

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