Los matrimonios más insólitos del mundo

Desde delfines hasta almohadas, pasando por cabras y hasta videojuegos. Para el amor no hay barreras.

Horas y horas de debate en las cámaras de diputados y senadores tomó la decisión de aprobar la Ley de matrimonio igualitario. Si tanto se discutió y se tardó en determinar si los homosexuales debían poder casarse entre sí, imaginemos todo lo que se tardaría en darle el visto bueno a los siguientes enamorados. ¿Cuál te parece el más insólito?


Casado con su cabra:
Desde el campo llegan muchas versiones acerca de hombres que supieron forjar románticas historias con alguno de sus animales, pero a este sudanés parece que se le fue la mano. En 2006, al muchacho lo agarraron con las manos en la masa (o en la cabra) y se vio obligado a contraer matrimonio con la misma luego de pagarle 15 mil dinares al dueño original del animal, que murió un año después de su boda.

Casado con la almohada:
El coreano Lee Jin-gyu estaba enamorado de un dibujo animado. Pero como no se podía casar con "ella" decidió adquirir un dakimakura: una especie de almohada gigante a la que puso como cara la imagen de su dibujo favorito. Y contrajo matrimonio con ella. Cuando se pelea con su esposa ¿lo consultará con otra almohada?


Casado con un videojuego:
Las mujeres suelen protestar porque los hombres se internan en numerosas horas embobados frente a la pantalla con el joystick en la mano. Bueno, este hombre se ve que no quiso escuchar ningún reproche, porque en diciembre del año pasado un japonés se casó con su Nintendo DS. La ceremonia, a la que acudieron 40 invitados, fue retransmitida por Internet. Eso sí, Sal9000 (así se hace llamar este japonés) reconoce que su mujer es un videojuego. Algo es algo.


Casada con el Muro de Berlín:
La mujer se llama Mrs, Berliner-Mauer (que en alemán es "Señora del Muro de Berlín") y fue una de las pocas personas en el mundo que no celebró la caída del Muro en 1989. De hecho, acusó a las autoridades de haber mutilado a su "marido". Tras quedarse "viuda", comenzó una relación con la valla de su jardín.


Casada con un delfín:
Dicen que los delfines son los únicos animales (además del Hombre) que disfrutan del sexo. Debe ser por esta cualidad que Sharon Tendler, una londinense que estuvo de novia con "Cindy" durante 15 años, decidió formalizar con el mencionado delfín.


Casada con un juego de un parque de diversiones:
Amy Wolfe, organista de iglesia de 33 años, se casó en 2009 con una atracción de feria, concretamente con la Nachts 1001, una alfombra mágica. El "cortejo" duró nada menos que diez años y Amy supo viajar en ese tiempo casi diez veces por año para visitar a su "prometido". Como lógicamente no pueden compartir cama, Amy tiene una foto de la atracción en el techo y siempre lleva encima tuercas y tornillos suyos. Tal vez deba tratar de ponerse algún tornillo.

 

Fuente: 20minutos.es

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