Arranca el juicio contra dos menores por el crimen de Santiago Urbani

El joven de 21 años fue asesinado en octubre de un escopetazo en la cabeza mientras asaltaban su casa en Tigre.

Santiago Urbani
El debate comenzará el miércoles a las 8.30 en el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil 3 de San Isidro, ubicado en avenida Andrés Rolón 943, esquina Nicolás Avellaneda, Tigre. El tribunal estará presidido por el juez Alberto Villante e integrado por sus colegas Mirta Angélica Ravera Godoy y Silvia Noemí Chomiez.


El fiscal del juicio será Andrés Zárate, el mismo que instruyó la causa, y la madre y la hermana del joven músico serán las testigos clave del debate, ya que ambas estaban en la casa en el momento del crimen.

Los imputados son dos adolescente que ahora tienen 17 años pero al momento del hecho tenían 16 y cuyas identidades no pueden revelarse por ser menores de edad. Si bien el delito de homicidio calificado está penado con prisión perpetua, al tratarse de dos menores de edad, este juicio podría terminar con los dos imputados declarados "responsables" pero sin una imposición de pena hasta que cumplan los 18 años. Incluso, podrían ser beneficiados con una reducción de la condena.

Ambos están imputados de los delitos de "robo doblemente calificado y homicidio criminis causa -cuando se mata para ocultar otro delito y lograr la impunidad- en concurso real con portación ilegal de arma de guerra".

Además de estos dos chicos, por el caso Urbani también está detenido un joven de 21 años identificado como Emiliano Alejandro Herrera, quien será juzgado en otro juicio y con un tribunal de mayores.

El cuarto integrante de la banda, que también es mayor de edad, está identificado y con pedido de captura porque aún permanece prófugo. Los tres detenidos por el caso -los dos adolescentes y el mayor-, confesaron su participación en el hecho, aunque ninguno se responsabilizó de la autoría del asesinato.
Sin embargo, uno de los chicos, de entonces 16 años, fue sindicado por sus cómplices como el autor material del disparo.


Pese a que este adolescente en su entorno dijo que se le había escapado el disparo cuando Urbani estaba reducido en el piso, las pericias balísticas y el análisis de la escena del crimen determinaron que el joven fue ejecutado cuando estaba de pie y que recibió la perdigonada disparada a pocos centímetros de la cabeza.

Los investigadores creen que fue asesinado porque quiso escapar o trenzarse en lucha con el delincuente.
Según el requerimiento de elevación a juicio del fiscal Zárate -al que accedió Télam- el hecho ocurrió la madrugada del 10 de octubre de 2009, cuando Urbani llegaba a su casa ubicada en la avenida Liniers 1988 de Tigre, en su auto Chevrolet Corsa azul.

Cuatro delincuentes que llegaron en un Renault 18 robado lo interceptaron y amenazaron con un revólver y una escopeta recortada y lo obligaron a entrar a la casa, donde dormían su madre, Julia Mónica Rapazzini, y su hermana, Florencia Urbani.

Mientras los delincuentes recolectaban los objetos de valor de la casa y los cargaban en el auto de Santiago, se escuchó un disparo, tras los cual los tres ladrones que habían ingresado a la casa escaparon en el Chevrolet Corsa de la víctima.

El asesinato se produjo cuando Urbani quedó solo en la habitación de su hermana, mientras ella y su madre estaban retenidas en el otro cuarto. Los delincuentes escaparon con 2.000 pesos, una caja de acrílico con alhajas, una laptop, dos PC, una filmadora, una cámara digital, sedantes, tres celulares, dos guitarras eléctricas con sus pedales de efectos, una máquina de afeitar y una depiladora.

Del análisis de las confesiones y de los testimonios de los familiares, amigos y vecinos de los imputados, el fiscal Zárate pudo reconstruir que aquella noche los cuatro integrantes de la banda estuvieron tomando cerveza con "rivotril" durante cuatro horas, hasta que decidieran salir a robar.

Incluso, la propia madre de la víctima contó que luego de escucharse el escopetazo, el asesino de su hijo entró a su habitación y le exigió la entrega de "rivotril" y no se fue de la casa hasta que ella le dio una caja de clonazepán.

El fiscal también pudo determinar que luego de ejecutar al joven, la banda regresó al barrio de Garín, partido de Escobar, donde viven, incendiaron el Corsa en un descampado y le ofrecieron a todos los vecinos los elementos robados en la casa de la víctima, entre ellos, el parlante "woofer" del auto de Urbani.

Además, otros testigos que tuvieron contacto con los imputados declararon que se jactaban de haber sido ellos los que asesinaron al chico de Tigre "que salía por la tele". Incluso, según la investigación, el sindicado como asesino mostraba las fotos de Urbani que había en la memoria de la cámara digital que le robaron y además le dio a su novia el celular del joven asesinado para que le limpiara la sangre.

Otras pruebas importantes son huellas de los imputados encontradas en la casa de los Urbani y en el auto Renault 18 que habían robado, y el hallazgo, frente a la casa del sindicado asesino, de la escopeta recortada calibre 16 que -según las pericias- sería el arma homicida.

 

 

Fuente: Télam

8 de junio de 2010

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