Frank Peral

El reconciliador de Colombia

Se encarga de la reintegración social y económica del país.

Por Mac Margolis
Finalmente, Colombia está ganando la guerra más larga del Hemisferio Occidental. A pesar de reveses como el homicidio de un gobernador estatal el mes pasado, la insurgencia marxista y el caos provocado por el narcotráfico se están reduciendo. Decenas de miles de rebeldes, organizaciones paramilitares de derecha y delincuentes comunes entregaron sus armas, mientras que sus víctimas se presentan en lo que los observadores califican como la iniciativa de reconciliación más audaz de tiempos recientes. Supervisando el proceso se encuentra Frank Pearl, el alto Comisionado para la reintegración social y económica de Colombia.

- El país afirma estar realizando el proceso de paz más ambicioso del mundo. ¿Puede describirlo?

- Colombia es el único país que obligó a los combatientes a entregar sus activos para compensar a las víctimas. También trabajamos para reintroducirlos en la sociedad en cuanto saldan su deuda con la justicia.

- ¿A cambio de qué?

- Si confiesan sus crímenes y proporcionan información sobre grupos y actividades ilegales, pueden hacerse acreedores a una reducción en su pena. Una sentencia de 40 a 60 años por crímenes contra la humanidad puede ser conmutada a entre cinco y ocho años. Hoy hay 3.950 personas que espera  juicio. Es una cantidad mucho mayor de personas presentadas ante la justicia que la de todos los países latinoamericanos que se sometieron a este proceso, y más que en Sudáfrica e Irlanda del Norte.

- ¿Qué tan difícil fue convencer a los colombianos de readmitir a los criminales en la sociedad?

- Tratamos de equilibrar la paz y la justicia. No es algo perfecto. Pero el bien mayor es la paz. Si quisiéramos lograr la justicia completa, no habrá ningún incentivo para que los miembros de grupos ilegales vuelvan a la sociedad. Por otro lado, si tratamos de dirigir un proceso de paz con impunidad total, sería visto como algo ilegítimo. En una encuesta realizada hace un año, 79 por ciento de los colombianos dijeron que la reintegración de los criminales era necesaria.

- ¿Y las víctimas?

- Hace seis, siete, ocho años, las víctimas eran invisibles y no sabían que tenían derechos. Actualmente, se presentaron 260.000 víctimas para exigir sus derechos y 32.545 víctimas ya se presentaron en el tribunal contra sus victimarios. Hasta la fecha, 72.000 víctimas recibieron indemnizaciones y 33.935 crímenes de los que no estábamos enterados están siendo investigados.

- Hasta ahora no hay ninguna sentencia. ¿Obtener una sentencia es la medida del éxito?

- El primer objetivo es conocer la verdad. El segundo es indemnizar a las víctimas. Colombia invertirá US$ 3.500 millones en indemnizaciones durante los próximos 10 años. Es lo menos que puede hacer una sociedad por aquellos que sufrieron.

- ¿Cómo reintegrar en la sociedad a criminales violentos y guerrilleros?

- Se requieren cinco años en promedio. Los perpetradores deben someterse a juicio. Entonces reciben asesoramiento psicológico. Las personas que dejan la guerrilla o grupos paramilitares son muy jóvenes. Cuarenta por ciento aún tiene que aprender a leer o escribir. Deben terminar la escuela secundaria y recibir formación profesional. Estamos trabajando con el sector privado para generar empleos.

- ¿Cuál es el caso más terrible que tuvo?

- Iniciamos nuestro programa en los 100 municipios más violentos de nuestro país. Uno de ellos era un pueblo en el noroeste de Colombia, donde convocamos a una reunión municipal. Había un tipo que decía: “Mire, Frank, cuando era niño, las FARC mataron a mi padre frente a mí. Quince años después, los paramilitares violaron a mi hija frente a mí. Tengo una granja. Estoy dispuesto a compartir mi granja con ex combatientes si nos respetan y dicen la verdad”. Le pregunté por qué estaba dispuesto a hacer esto, y dijo: “He vivido en medio de fuerzas que no controlo. Vivo con miedo. Tengo dos hijos y quiero que ellos tengan un futuro diferente”. Éste es sólo uno de los ejemplos que encontramos todos los días, todas las semanas, en todo el país. Eso es lo que nos hace seguir adelante y nos da esperanza.
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