¿Quiénes fallaron con los Pomar?

Raro. Ese es el adjetivo que merece, al menos, el hallazgo de la familia Pomar. 24 días cuatro personas estuvieron desaparecidas, 24 días en que la Policía y los investigadores parecían desconcertados por el destino de Fernando (40), Gabriela (37), Candelaria (6) y Pilar (3).

Más de un centenar de uniformados los buscaron por tierra, agua y aire. 24 días y nada. 24 días de agonía desesperante para los familiares de los desaparecidos. Seis hipótesis se barajaron: se habló de crisis matrimonial, de la presunta psicosis de Fernando, de las deudas y hasta se llegó a vincular este caso con el del triple crimen de General Rodríguez.


Sea pasional o por encargo, siempre se apuntó al jefe de la familia. Lejos había quedado la posibilidad de que haya ocurrido un accidente. Y es lógico: ¿Quién iba a pensar que más de un centenar de uniformados no serían capaces de advertir un vehículo y cuatro cuerpos tendidos a metros de la ruta?

Paggi y Stornelli se escudan: “No sabíamos dónde podían estar”. Pero la ecuación era simple: los Pomar partieron del punto A y se dirigían hacia el B. Y, si cabía alguna duda, lo probaban las fotografías de los peajes. Entonces, ¿dónde los buscaron?

Según trascendió, la zona donde hallaron los cadáveres, conocida como la “curva de Plazibat” de la ruta 31, mereció especial atención de los investigadores por tener fama de peligrosa. Cinco veces los helicópteros de la policía rastrillaron el lugar. No los vieron. Culpan a la altura de la maleza del descuido. Hoy, un grupo de policías volvió al lugar y el olor a descomposición los alertó. “Accidente” y caso cerrado.

“El auto se despistó y pegó en dos alcantarillas. La mecánica del choque hizo que los cuerpos salieran despedidos del coche", explicó el Ministro de Seguridad. Sencillito, “un accidente de tránsito común”, tal como él mismo lo catalogó.

Ahora bien, la poca visión de la bonaerense hace sospechar que los cuerpos y el automóvil hayan sido plantados, quizás una conjetura, apresurada y hasta desopilante. Pero, no es para menos porque ¿cómo pueden el Ministro y el Jefe de la Policía defender rastrillajes que no encontraron semejante escenario días atrás? Increíble. Más aún cuando las cámaras de televisión pudieron captar fácilmente la imagen del Fiat Weekend entre los pastizales. Con esto, si realmente fue un accidente, aquí hay una única salida posible: los rastrillajes fueron un verdadero fiasco.

La desaparición de la familia Pomar tuvo toda la atención de las autoridades provinciales. Perdidos a 200 kilómetros de la ciudad y a 60 de Pergamino, los investigadores tardaron casi un mes en hallarlos. Generalmente, cuando una persona desaparece sin dejar rastro, a las 48 horas se teme lo peor, a las dos semanas, la búsqueda se abandona y en un mes, el caso se considera cerrado. Entonces, ¿qué hubiera pasado si el caso no tomaba relevancia mediática? ¿Fernando, Gabriela, Candelaria y Pilar quedarían sepultados por la maleza para toda la eternidad?

Con esto, algo es seguro: mejor no perderse en la provincia de Buenos Aires.

                                                                                                                        8 de diciembre de 2009

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