El cielo de Mercedes se llenó de pájaros metálicos

El Séptimo Festival Aerodeportivo del Aeroclub de Mercedes reunió durante el fin de semana, aviones, helicópteros y miles de fanáticos

Desde el aire es una cruz en otro tono de verde, sin embargo el Aeroclub de Mercedes, con sus dos pistas de césped transversales, albergó durante el fin de semana más de 3000 personas y varias decenas de aviones que, aterrizando, despegando y haciendo piruetas, llenaron el cielo de color.

En la semana en que se conmemora el día de la aviación civil (5 de noviembre) El Aeroclub de Mercedes realizó su Séptimo Festival Aerodeportivo que reunió sobre una misma pista a aviones civiles de turismo, acrobáticos, paracaidistas, helicópteros, experimentales, paramotores  y más de 3000 fanáticos de la aviación.

El sol y el buen clima acompañaron para que cada aeronave se luciera. Sin embargo las estrellas indiscutidas fueron los aviones acrobáticos Pitts y Christian Eagle de Fernando Rampezzotti, Jorge Malatini (ambos con Pitts) y Franco y Miguel Condigiani; y una rareza de la aviación rusa que realizó vuelos de bautismo y lanzamiento de paracaidistas, un Antonov An-2.

 

El Antonov es el biplano más grande del mundo y uno de los aviones más y durante mayor tiempo producido en la historia de la aviación. El que se presentó en Mercedes es único en el país, construido en Polonia en 1983 se desempeña en la localidad bonaerense de Carlos Casares en la escuela de paracaidismo. 24CON tuvo el privilegio de realizar un vuelo dentro del gigante biplano y observar el festival desde el puesto del copiloto.

El Antonov fue diseñado en 1947 para trasporte, puede alojar hasta 12 pasajeros, y carga liviana. Está preparado para despegues y aterrizajes cortos (alrededor de 250 metros) por lo que no necesito más que una pequeña porción de la pista para elevarse sobre el aeroclub. 24CON pudo apreciar la suavidad con la que dejó atrás (y abajo) la pista y con la tranquilidad que voló y aterrizó al finalizar el viaje. Ante un público acostumbrado a los diseños y estructuras aeronáuticas occidentales, el aceitoso, robusto y gigante monomotor recibió todas las miradas.

Los miembros de Paracaidismo Casares, dueños y usuarios del An – 2, explicaron orgullosos que este avión cuenta con el record de seguridad registrando el mínimo índice accidente/hora de vuelo del mundo, esto lo demuestra el manual de vuelo que explica que en caso de que se detenga el motor, el piloto sólo deberá tirar los comandos completamente hacia atrás para que el avión por si sólo, gracias a su diseño, disminuya la velocidad y descienda aterrizando sano y salvo como un paracaídas.
 
Por otro lado quienes se ganaron los aplausos del público fueron los pilotos de acrobacias. Jorge Malatini con su Pitts S2B demostró sus habilidades con su rutina, un clásico de todo festival aéreo. Por su parte Fernando Rampezzotti en su Pitts S1T sorprendió junto a Franco Condigiani en su Christian Eagle realizando maniobras en formación, cruces a altas velocidades y todo tipo de maniobras.

El piloto acrobático Fernando Rampezzotti explicó a 24CON que los festivales en aeroclubes cuentan con un atractivo especial para los pilotos, “volar en el interior te permite el contacto con la gente. Es impresionante como uno puede acercarse y motivar a cada uno de los presentes”.
 
Entre los aviones que asistieron al festejo, de los cuales la mayoría llegó volando, se pudo apreciar la replica de un Curtis Jenny, un biplano monomotor de madera y tela que integró las filas de la aviación naval argentina en la década del 20. Esta replica, disminuida en tamaño en un 30%, fue construida por Fernando Casaretto en 1997 respetando el diseño original.

Quién también se sumó al festival fue el campeón argentino de aeromodelismo, Marcelo Colombo, que acompañado de una comitiva norteamericana mostró en vuelo helicópteros y aviones a escala. Uno de estos aeromodelos sufrió un accidente cuando por las agresivas maniobras acrobáticas que realizaba se le soltó un servomotor que controlaba uno de los alerones del ala. Tras un pintoresco aterrizaje de emergencia en el que primero el avión fue colgado de su hélice en la maniobra llamada “torque roll”, y luego se lo obligó a frenar contra la tierra con poco control, rompió la sección delantera, aunque podrá ser reparado.

El Aeródromo de Mercedes es uno de los pocos en la Provincia de Buenos Aires que, aún sin ser controlado y permitir solo vuelos visuales, cuenta con torre de control. El jefe del aeródromo, Héctor Tony, explicó a 24CON que durante los dos días de festival se guió y ordenó, visualmente y por radio, a todo el tráfico aéreo consistente en los aviones que arribaban al festival como a aquellos que despegaban para realizar alguna demostración. Según Tony el Conurbano fue quien más aviones proveyó al encuentro aeronáutico. Desde San Fernando, General Rodríguez y Morón llegaron la mayoría de las aeronaves aunque también lo hicieron algunas otras desde La Plata, Mar del Plata y Carlos Casares, entre otros aeródromos.

Una cita ineludible para los amantes de la aviación, quienes, de festival en festival, se van conociendo y convirtiéndose en amigos. Dos días que llenaron el cielo de la ciudad de Mercedes de pájaros metálicos.
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