Revista Siete Días

Maru Botana: "Soy anticirugía"

La chef mediática con más ráting explica por qué los varones son mejores en la cocina. Dice que el deporte y el yoga son sus aliados de belleza y critica la obsesión argentina por el quirófano. Una militante del optimismo con receta propia.

Son las once y media de la mañana del miércoles y los estudios de la calle Pavón de Telefé parecen muy tranquilos y vacíos, salvo por la caminata circular de Leo Montero mientras aprieta el celular contra su oreja. Pero después de un minilaberinto que conduce al estudio desde donde todos los días se emite “Sabor a mí”,  todo cambia. El silencio y la tranquilidad se evaporan como el agua en las ollas sobre las hornallas. Maru Botana, con sus rulos, risas y relatos cotidianos, ocupa casi todo el espacio, mientras prepara los platos que después serán convidados a invitados, productores y personal de seguridad. Sus compañeros de trabajo, la mayoría hombres, hacen todo el resto. Diego Pérez es como el amigo que no sabe cocinar, pero presta su apoyo y sus chistes, y Coco, el joven chef que ya se convirtió en un sex symbol para las amas de casa que siguen el programa, es la mano derecha de la rubia en la cocina. Y los que están detrás de cámara no sólo se alimentan abundantemente, sino que también se divierten. Y esa situación no cambia cuando las cámaras se apagan.

–Se la ve muy feliz mientras hace el programa. ¿Es porque es el más visto de la mañana?

–Esto me pasó continuamente. Siempre tuve muy buena onda con los grupos  que trabajaron conmigo en Telefé. Hay gente nueva y gente que ya trabajó antes en el programa. Amo la gente, amo el lugar y por eso nunca me fui. Para mí es tan importante trabajar en un lugar con buena onda que me considero una privilegiada. Para mí es una felicidad venir acá. Cuando no vengo a trabajar me falta algo.

–Está rodeada de hombres. ¿Los prefiere en la cocina antes que a las mujeres?

–Sí, hoy estaba mirando eso. A mí me da lo mismo, en el restaurante tengo todas mujeres, por ejemplo.

–Pero, ¿quién cocina mejor?

–Para seguir el ritmo de un restaurante prefiero a los hombres. El ritmo de noche es bravísimo, súper exigente y agotador. Por eso hay tantos chefs hombres últimamente. Porque tienen más aguante. Las mujeres tenemos otra vida. Yo cociné, me casé, seguí cocinando y cuando empezaron a nacer los chicos todo se empezó a complicar.

–¿Cómo hace para no aburrirse de cocinar?

–Es imposible. Es una pasión, una parte de mi vida.

–¿Tiene otro hobby?

–El deporte. Todos los días entreno, hago spinning, voy a correr y hago yoga, tengo una rutina. Me encanta, me hace sentir bien, vital y con energía. Por suerte es muy importante en mi vida el deporte.

–¿Para mantenerse en forma complementa el trabajo físico con alguna cirugía?

–Para nada. Soy anticirugía porque se pierden expresiones. Me parece que la obsesión por el quirófano es un problema argentino, hay que aceptar el paso de los años. Porque es lindo estar feliz por vivir la vida. Todos estamos en la misma, pero algunas personas sienten que son los únicos a los que les afecta el paso del tiempo. Todos vamos a morir, así que lo mejor es llevarlo de la mejor manera posible. ¡Qué diferente y qué divertido sería ponerse un traje de baño y que nadie analice tu cuerpo! Imaginate que a mí ya me miran de por sí, si camino por la playa siento 500 miradas. Hay que ser más libre y relajado.

–¿Cómo se lleva con Diego Pérez?

–Tengo la mejor onda con él. Fue una elección de Claudio Villarruel. Tenemos como una relación muy linda y él es una excelente persona, trabajar con Diego es un relax.

–¿Y con Coco, el chef asistente? ¿Lo lanzó al estrellato?

–Sí, no lo podemos creer. Lo queremos casar con su chica y no hay caso, se ve que está conociendo la fama (risas). Fuimos a San Nicolás a dar una clase de cocina y nos encontramos con los gritos de las mujeres que le regalaron hasta tangas.

–¿Se siente una pionera de las cocineras de la televisión, por descontracturar el típico formato y divertirse al aire?

–Es que la cocina siempre me divirtió. Y trasmití eso cuando empecé a trabajar en la tele. Cocinar me parece un plan hermoso. Cuando era chiquita invitaba a mis amigas a que estén sentadas en la cocina mientras yo cocinaba. Todos los viernes invito a mis amigos a mi casa a comer y mi casa se convierte en un bolonqui general, con todos los chicos corriendo. Los domingos hacemos el programa y después vamos todos a casa para comer un asado que puede terminar a las 10 de la noche y para mí es tan lindo cuando una se siente querida sin pedirlo..., es buenísimo.

Fotos: Nacho Sánchez.
Periodista Revista 7 Días
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