El descuartizador de Barracas

 “Los asesinos que descuartizan a su víctima buscan exhibir su crimen y, no tanto para ocultar el crimen. Se trata de asesinos primitivos. Por ejemplo, en 1955, yo me desempeñaba en el Hospital Presidente Perón. En la calle Montes de Oca, un muchacho de apellido Burgos descuartizó a su novia. A mí me llaman para el caso. Lo que sucedió es que la chica, Alicia, le reprocha que es impotente. Entonces, él la toma del cuello y la chica hace una lipotimia, es decir, se desmaya. Burgos piensa que está muerta, la lleva a la bañadera y, ahí, la descuartiza. Luego, empieza a desparramar los restos de Alicia por todos lados. Y, lo encuentra a él, cuando viajaba en tren hacia Mar del Plata, llevando la cabeza de su víctima. Burgos pasó muchos años en la cárcel, salió y se fue a Paraguay a trabajar. El descuartizador siempre sabe que, en algún momento, lo van a descubrir y que es el protagonista del crimen. No descuartiza para ocultar, sino para disfrazarse él mismo”.
 
El homicidio del que habla el Dr. Linares, sucedió el 19 de febrero del año 1955 en el interior de un departamento ubicado en Montes de Oca al 200, del barrio de Barracas. En aquella oportunidad, Burgos le propuso matrimonio a su novia llamada Alicia y ésta le respondió: “Cuando me case será con un hombre”. Lo que provocó la ira del hombre que la tomó del cuello hasta asfixiarla. Llevó el cuerpo hacia el baño y en la bañera con dos cuchillos y un serrucho se dedicó a seccionar el cuerpo, luego envolvió los trozos del cuerpo en un mantel de nylon y papel madera y comenzó a distribuir los restos del cuerpo de Alicia por diferentes lugares. Luego, los  médicos forenses revelaron, tras la autopsia, que, por la falta de sangre en los órganos internos, la víctima no habría muerto estrangulada, sino que había sido degollada viva.