Enio Linares
La pelvis congelada de Evita
En 1950 Enio Linares era un joven médico y aún no soñaba con dedicarse a la criminología. Se desempeñaba en el Hospital Presidente Perón cuando Evita ingresó por una apendicitis y quedó internada por cáncer de útero.
“Nosotros inauguramos el Hospital Presidente Perón, donde se internó Evita. No la conocí, pero la vi. La única persona del justicialismo o peronismo que yo he respetado es Eva Duarte de Perón. Ella se opera de una apendicitis por un cirujano, Oscar Ivanissevich. Cuando está con el abdomen abierto Ivanissevich se encuentra con trastornos en la parte de ovarios y trompas. Ella sale de esa cirugía con hemorragias, propio de lo que tenía en el útero. La vuelve a ver Ivanissevich para decirle que había que operar y lo echan. Entonces, viene un americano a operarla, George Pack, y se encuentra con lo que nosotros llamamos la “pelvis congelada”. Era una piedra. El útero, los ovarios, las trompas. El cirujano le toca el lóbulo frontal para evitar el dolor".
"La pude ver, pero no hablar con ella. Cuando entraban al quirófano, incluido el Dr. Ricardo Finochietto, no permitían ingresar a nadie. De hecho, desplazaron dos pisos, inclusive el sector de enfermería que creo Evita, para atenderla. Ese día, lo tuve a Perón en la cabecera de la mesa comiendo con nosotros. Era un tipo muy carismático y hablaba muy bien”, cuenta Linares evocando el pasado".
Finalmente, Eva Duarte de Perón, murió el 26 de julio de 1952, a los 33 años, de un cáncer de cuello de útero que había hecho metástasis en otros órganos. Hay quienes dicen que, si la primera dama peronista hubiese aceptado operarse tal como lo sugirió el cirujano argentino en 1950, el final no habría sido tan abrupto. De hecho, tal como lo ilustra Nelson Castro en su libro, “Los últimos días de Eva. Historia de un engaño”, su madre había sido operada por los mismos síntomas años antes por el propio Ivanissevich y sobrevivió a su hija. La hipótesis del periodista tiene que ver con las mentiras que, por esa época, el circulo cercano de Evita desplegó con el miedo de perder el poder. "Cuando un político privilegia el poder ante todo, eso lo puede matar. Por empezar, le temen a la enfermedad porque eso los transforma en seres vulnerables", manifestó en su texto.
"La pude ver, pero no hablar con ella. Cuando entraban al quirófano, incluido el Dr. Ricardo Finochietto, no permitían ingresar a nadie. De hecho, desplazaron dos pisos, inclusive el sector de enfermería que creo Evita, para atenderla. Ese día, lo tuve a Perón en la cabecera de la mesa comiendo con nosotros. Era un tipo muy carismático y hablaba muy bien”, cuenta Linares evocando el pasado".
Finalmente, Eva Duarte de Perón, murió el 26 de julio de 1952, a los 33 años, de un cáncer de cuello de útero que había hecho metástasis en otros órganos. Hay quienes dicen que, si la primera dama peronista hubiese aceptado operarse tal como lo sugirió el cirujano argentino en 1950, el final no habría sido tan abrupto. De hecho, tal como lo ilustra Nelson Castro en su libro, “Los últimos días de Eva. Historia de un engaño”, su madre había sido operada por los mismos síntomas años antes por el propio Ivanissevich y sobrevivió a su hija. La hipótesis del periodista tiene que ver con las mentiras que, por esa época, el circulo cercano de Evita desplegó con el miedo de perder el poder. "Cuando un político privilegia el poder ante todo, eso lo puede matar. Por empezar, le temen a la enfermedad porque eso los transforma en seres vulnerables", manifestó en su texto.