¿El loco de la ruta o el loco de la yuta?

 

La frase fue tantas veces repetida que hizo un surco en la idiosincrasia: La realidad supera a la ficción, se dice y cabe agregar, las historias de terror ocurren a la vuelta de la esquina, se ven por la tele y se encuentran de este lado de la realidad, la ficción a perdido por nocaut en el combate del miedo. Sino, basta a escuchar esta historia, donde Ragendorfer se sumergió hasta lo más profundo: “El caso fue increíble. Lo que al principio se pensaba que era un asesino serial, al que la prensa bautizó 'El loco de la ruta', terminó siendo, 'el loco de la yuta'. En ese sentido, la policía que controla entre otros negocios el de la prostitución, comenzó a matar minas que se le retobaban”.

Las vicitimas de la impunidad

Ahora bien, qué es lo más terrorífico. ¿Es la trama maquiavélica de estos asesinos del hampa que trabajan cuidándonos? O, ¿Que a pesar que la justicia investigó sus crímenes, ahora están libres? Patan explica: “Están todos libres, el tema era que el tipo que investigó el caso, el juez Pedro Hooft, está imputado por crímenes de lesa humanidad, está imputado en lo que se llamó la noche de las corbatas, el secuestro masivo de abogados de presos políticos durante la dictadura. También existía una circunstancia personal donde la mujer de este juez, le era infiel con un comisario, de ahí la animosidad hacia la fuerza. Metió en cana a un grupo de diez policías vinculados por este hecho, pero no se pudo probar en términos jurídicos. El caso, más allá de esto, fue impresionante como en el marco de una serie asesinatos mafiosos, se fue construyendo un asesino serial en el imaginario público”.
 
“En esa circunstancia aparece el doctor Tonelli, un psiquiatra policial, jefe, en ese entonces, de lo que se llamaba el Servicio Especial de Investigaciones Técnicas o sea la policía científica. El tipo, un hombre grande, que parecía Robert Mitchum ya anciano, haciendo el papel de borracho. Tonelli se tomaba hasta el agua de los floreros y las dos entrevistas que tuve con él, terminaron en maratónicas sesiones de JB”.

“El tipo estaba convencido de lo del asesino serial. Iba a los programas de Televisión y miraba fijo a la cámara y le hablaba al asesino. El tipo vio el silencio de los inocentes y se comió esa. Era desopilante”.

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