En la Copa del Mundo de ese año, disputada en Inglaterra, el equipo dirigido por Juan Carlos Lorenzo realizaba un partido muy parejo, luchado pero equilibrado, ante el dueño de casa. Todo iba sobre los carriles normales pese a lo friccionado del encuentro, hasta que, a los 36 minutos, el juez alemán Rudolf Kreitlai, expulsó caprichosamente a Antonio Rattín.
Todo sucedió cuando, tras un revuelo, el capitán argentino protestó frente al árbitro y, como no le entendía, pidió la intervención de un intérprete. El Rata vio la tarjeta roja y mientras se marchaba, se sentó en la alfombra roja del palco de la reina.
La historia del fútbol, con el paso de los años, aprendió a comprender aquella tarde de julio con gracia. Pero la sensación que se sintió en esa época fue de impotencia, el público argentino se sintió estafado. Pasaron 42 años desde un suceso que quedará en el recuerdo de los futboleros. Quizá no por la eliminación sospechosa, sino porque fue el día que un argentino estuvo más cerca de ser rey de Inglaterra.