Florencia Kirchner sorprendió con una selfie

La hija de la vicepresidenta continúa con su alto perfil en la red social Instagram. Esta vez colocó una selfie posando frente a un espejo y la acompañó con un texto literario.

Florencia Kirchner, hija de la vicepresidenta de la nación, Cristina Fernández, sigue manteniendo su alto perfil en redes sociales. Esta vez sorprendió con una selfie, la cual acompañó con el siguiente texto:

"Tomé mi libertad y salí. He dejado los códigos atrás, las zarzas me arañaron por eso. El bosque me lanzó el aliento a la cara, la serpiente quiso volver a intentar la sucia historia de la fruta. Eran las mismas cosas de antes, de cuando yo les pertenecía. (...) Poner o no poner la sangre en el desear, eso era todo. Pero ni tal descubrimiento logró desdibujar su nuevo estilo. Desde que no tenía conciencia de moldes convencionales no se encenagaba. Qué invento inútil la conciencia, pensó. Hubiera podido darle otras bases a esa creación terrible fundándose en sus actuales datos. Mas para ello iba a ser preciso teorizar, reducir el estado personal a normas compartidas o rechazadas, pero siempre reglas a transferirse para el uso del término medio. Y empezarían de nuevo el falseamiento, la angustia de convencer, aquél estúpido juego doméstico".

Acotó que el texto pertenece a "Armonía Somers, 1966. (No es el libro que tengo en la mano) El bosque del que ella habla me recuerda a de The Waste Land".

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<Tomé mi libertad y salí. He dejado los códigos atrás, las zarzas me arañaron por eso. El bosque me lanzó el aliento a la cara, la serpiente quiso volver a intentar la sucia historia de la fruta. Eran las mismas cosas de antes, de cuando yo les pertenecía. (...) Poner o no poner la sangre en el desear, eso era todo. Pero ni tal descubrimiento logró desdibujar su nuevo estilo. Desde que no tenía conciencia de moldes convencionales no se encenagaba. Qué invento inútil la conciencia, pensó. Hubiera podido darle otras bases a esa creación terrible fundándose en sus actuales datos. Mas para ello iba a ser preciso teorizar, reducir el estado personal a normas compartidas o rechazadas, pero siempre reglas a transferirse para el uso del término medio. Y empezarían de nuevo el falseamiento, la angustia de convencer, aquél estúpido juego doméstico.> Armonía Somers, 1966. (No es el libro que tengo en la mano) El bosque del que ella habla me recuerda a <Y murciélagos con caras de bebé en la luz violeta silbaron y batieron sus alas> de The Waste Land.

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