Las historias se multiplican en medio del coronavirus. Y detrás de cada muerte, de cada víctima que mantiene al mundo en vilo, hay una familia, un dolor inmenso y particularidades. En las últimas horas se conoció que el cuerpo embalsamado de un empresario argentino llegó al aeropuerto de Ezeiza y desató un verdadero escándalo. El empresario Elías Masri, de 91 años, fundador y director ejecutivo de Falcon Properties, una empresa familiar de gestión e inversión inmobiliaria con una cartera de edificios concentrados en el distrito Garment de Manhattan, murió el 7 de este mes en su casa de Manhattan, en un piso de la calle 47 y la Quinta Avenida, víctima del coronavirus.
Hasta ahí nada raro. Sin embargo, las luces de alerta se encienden cuando al llegar al país, el sábado en un vuelo con otros compatriotas repatriados desde Miami, las autoridades detectan que en la documentación no se aclaró que la víctima había fallecido por Covid-19, un motivo que le impedía ser subido a un vuelo y por lo que se abrió una causa penal.
El vuelo fue organizado por la Cancillería para repatriar compatriotas que habían quedado varados en Estados Unidos en medio de la pandemia pero ese cadáver aunque llegó guardado en un féretro herméticamicamente sellado no debió haber llegado nunca al país. La Secretaría de Calidad de Salud del Ministerio de Salud radicó una denuncia penal para buscar al responsable de que ese cuerpo viajara, sin que se supiera que había tenido coronavirus.
Luego de morir, la familia del empresario decidió llevar al cuerpo a una casa funeraria de Nueva York y no quisieron cremarlo ya que no lo permitía su religión judía. La funeraria recibió la orden de embalsamarlo y se les entregó un certificado de defunción. En una primera hoja, el documento aseguraba que Masri había fallecido por causas naturales, es decir, una muerte no violenta. En un reverso de ese documento se precisaba que fue por "Colapso respiratorio, COVID 19".
El 9 de abril, la familia del empresario intentó traer el cuerpo a la Argentina pero no pudo concretarse, y el sábado por la noche un vuelo de Aerolíneas Argentinas llegó al país, desde Miami, con 243 argentinos que habían quedado varados. En la bodega del avión también viajaba el féretro de Masri, herméticamente sellado, cuestión por la cual desde Salud descartan cualquier posible propagación del virus. Sin embargo, investigan la irregularidad de la llegada porque ningún féretro con registro de un virus podría haber ingresado al país.
Al verificar la documentación, sólo se había adjuntado el certificado parcial, que hablaba de una muerte natural, sin detallar que había sido víctima del virus que fue declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Un familiar del empresario se presentó en el aeropuerto de Ezeiza pidiendo retirar el cadáver, pero se lo negaron. El féretro quedó aislado en un sector del aeropuerto. Y el Ministerio de Salud formalizó una denuncia judicial en los tribunales federales de Lomas de Zamora.
Por su parte, la empresa decidió abrir una investigación interna de la compañía pidiendo informes para saber si pudo haber habido alguna negligencia por parte de empleados del área de carga de Miami, solo para descartar si existió alguna irregularidad en el procedimiento.