¿Es posible vivir sin sexo?

Hay mujeres que están solas y no quieren “exponerse” a encuentros que podrían resultar conflictivos o riesgosos. Prefieren guardarse o “llamarse a sosiego” hasta encontrar un hombre que valga la pena o, esencialmente, que se comprometa en la relación.

Ya no existen las jóvenes damas ilusas que esperan a que llegue el príncipe azul para brindarle la atesorada virginidad. La mayoría de ellas vienen de vínculos conflictivos, decepcionadas por las mentiras o por convivir con un ser que de un día para otro se convirtió en un extraño. Volver a enamorarse y a tener sexo se constituye entonces en un objetivo lejano y difícil de alcanzar.

Las mujeres independientes, defensoras de su autonomía, de medios urbanos, con diferentes grupos sociales de pertenencia, son las que mejor resisten la vida sin pareja y sin sexo. Atender a su dignidad más que a sus exigencias carnales se convierte en su objetivo. Son las cruzadas del “sexo con amor”, no por religión ni mandato familiar. Exclusivamente por honor a su ser y a su feminidad.

El sexo siempre está

El encuentro sexual es una parte fundamental de la vida interpersonal. Sentimos el deseo, la intensidad del amor y del placer, nos entregamos al otro sin perder la individualidad y tenemos la capacidad innata de proyectar la vida en compañía. En síntesis: el gran desafío de ser singulares en una experiencia íntima compartida.

Si esa fuerza llamada libido es inherente a lo humano, la represión o sublimación de la misma son adquiridas. El interés sexual puede reprimirse por experiencias frustrantes, traumas, vergüenza, rencores, falta de comunicación, incapacidad para demostrar afectos, etc.

La sublimación es desviar la fuerza sexual por otros intereses también satisfactorios: trabajo, estudio, crianza de los hijos, actividades compartidas, etc. Tanto en uno como en otro caso (represión y sublimación) la fuerza motivadora del sexo pierde vigor y deja de manifestarse como prioridad. Pero sigue latente.

Consejos para las que duermen solas

* No dejes que el enojo, los rencores o las desilusiones te impidan recuperar la vida sexual.

* Nada debe opacar la sensualidad, la seducción y el cuidado personal.

* Hacete un lugar entre tus ocupaciones para pensar en el sexo o fantasear.

* No intentes que el hombre que conociste encaje en el molde preconcebido. El ideal no existe. Ni para vos ni para él.

* Hay hombres que huyen. También hay mujeres que se cierran al amor y creen que están dispuestas al encuentro.

* Las redes sociales tienen sus pros y sus contras. El encuentro cara a cara será siempre insuperable.

* Animate a salir sola. Cambiá la soledad de tu casa por un café, un cine, una exposición o cualquier lugar donde disfrutes estar.

* No te quedes con el relato de tus amigas “desahuciadas”. En estas huestes, como en la vida en general, hay que hacer la propia experiencia.


27 de diciembre de 2011

Fuente: Entremujeres.com

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