Las declaraciones de la madre complican a los acusados
La primera en declarar ante el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil 3 de San Isidro fue Julia Rapazzini, la madre de la víctima.
Casanovas dijo que la mujer reconoció en la sala de audiencias a uno de los dos imputados como uno de los delincuentes que entraron a robar a su casa, mientras que al otro acusado lo describió "tal cual" como quien disparó, aunque no lo señaló en persona porque el sospechoso había pedido no estar presente durante la declaración.
"Fijate que valientes que son con un arma en la mano y que cobardes ahora que no pueden enfrentar a una madre que sólo tiene lágrimas", le dijo al respecto la mujer a su abogado.
Casanovas explicó que Rapazzini también reconoció la escopeta de caño recortada que le exhibieron en la sala como el arma homicida.
"La mujer contó que luego del disparo dos de los delincuentes querían irse pero el tirador le seguía pidiendo dinero y rivotril", indicó el querellante.
Por último, Rapazzini describió como su hijo murió en sus brazos y lo vio que "se ahogaba en su propia sangre".
Por su parte, la hermana de Urbani también "reconoció a los dos acusados en los identikits que ella misma había confeccionado" durante la investigación, indicó el letrado.
"También describió la ropa que llevaba cada uno (de los imputados) y todo lo que le robaron", dijo el abogado.
Tanto la madre como la hermana de la víctima dijeron no poder explicar por qué le dispararon al joven, ya que éste no se resistió, estaba dominado en el suelo, junto a su cama y los ladrones habían robado todo lo que pudieron.
Tras estas dos declaraciones, el tribunal, integrado por los jueces Alberto Villante, Mirta Angélica Ravera Godoy y Silvia Noemí Chomiez, pasaron a un cuarto intermedio hasta mañana a las 8.30, cuando se reanudará el debate con seis testimoniales más.
En la causa que instruyó el fiscal Andrés Zárate -quien también actúa en el debate-, hay un imputado mayor de edad detenido y a la espera de ir a juicio y un prófugo: Oscar Alberto Pérez Graham quien se cree reclutaba a los jóvenes para salir a robar.
Santiago Urbani fue asesinado el 10 de octubre de 2009, cuando llegaba a su casa de la calle Liniers 1988 de Tigre y fue abordado por cuatro delincuentes -dos menores de edad y dos mayores-, que salieron a robar luego de haber estado tomando cerveza con "rivotril" durante cuatro horas en su barrio de Garín.
Según la causa, la víctima fue ejecutada de un escopetazo en la cabeza por uno de los adolescentes que comenzaron a ser juzgados, cuando lo tenían retenido en la habitación de su hermana.
Los delincuentes escaparon con el auto de la víctima con los objetos robados de la vivienda.
Antes de que empezara el debate, la madre de la víctima dijo que espera que los acusados sean condenados a penas de entre 25 y 30 años de prisión.
14 de junio de 2010
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