Su tono es sereno. Y, si bien piensa cada palabra que pronuncia, habla con total soltura sin guardase nada. Con sus manos gesticula ante cada comentario que realiza y sonríe cuando busca en su memoria una imagen del pasado. Una anécdota de sus buenos y malos momentos. Cantante, compositor y dueño de una de las voces más prestigiosas del país, Luciano Pereyra (29) sostiene, convencido, que la vida es como una canción. Explica que un tema tiene tramos alegres, tristes, esperanzadores y hasta desesperantes, “¿o la vida no es así?”, se pregunta.
Nacido en Luján y fanático de la pesca y de Rocky Balboa, el mítico boxeador interpretado en cine por Sylvester Stallone, “Lucho” acaba de lanzar su nuevo disco “Volverte a ver” y realizó siete funciones colmadas en el teatro Coliseo. Metido con todo en su carrera, prepara un recital benéfico para el 22 de diciembre en Luján, y tiene proyectado crear su fundación. Sin duda, la canción que cuenta su historia por estos días es pura felicidad, pero a comienzos de año, los acordes sonaron algo temerosos para él cuando estuvo internado durante un mes por un problema de salud: “Tenía un divertículo en el esófago. Era uno solo que se había agrandado y había que sacarlo. Era una operación programada. Me operé y cuando abandoné la clínica se empezó a complicar. La parte del esófago que me habían cerrado se abrió, empezó a perder, y los drenajes fallaron, levanté temperatura, ahí me llevaron a terapia y la pasé muy mal. Fueron días sin noción del tiempo, todos iguales. Crudos, rutinarios. Estuve 15 días en terapia y no bajaba la fiebre, entonces me volvieron a intervenir. Me hicieron la segunda operación, me cerraron y, finalmente, una tercera era para abrir y hacer una intervención de toilette para bajarme la fiebre. Dicen que todo lo complicó un virus intrahospitalario, qué se yo”.
—Se nota que no le cuesta hablar del tema, ¿pero cómo está Luciano Pereyra hoy?
—Bien, excelente y con muchos proyectos. Quiero conseguir un tomógrafo para el hospital de Luján, y voy a cerrar el año con un concierto allí el 22 de diciembre. Yo vengo de un problema de salud y me duele que al hospital de mi ciudad le falte algo. Además, con Horacio Guaraní estoy armando mi fundación cultural para tener un sitio, donde los chicos aprendan a bailar, actuar y tocar. También estoy empezando a armar mi propia fundación para chicos de la calle.
—Usted señaló en varias oportunidades que tuvo ganas de no luchar más, cuando estuvo internado. Imagino que la vida se ve de otra manera, ahora.
—Y sí, claro, todo lo ves diferente. Recién ahora estoy empezando a disfrutar de nuevo. Los primeros días en mi casa eran raros, porque vino todo un análisis. Estaba como esperando que el tiempo pase.
Es más, ahora las frases hechas como ‘cuidá la salud’ y ‘viví el día a pleno’ son para mí una regla Hoy me levanto y respiro el verde de otra manera Siempre digo que siento que con todo lo que me pasó me tomé un descanso y salí a jugar el segundo tiempo Se intensificó la pasión por disfrutar de las cosas de la vida
—¿Y en qué cambió su vida?
—Creo que descubrí que hago todo con más pasión A la hora de componer me peleo más conmigo mismo, y eso está buenísimo Me siento más maduro a nivel profesional y personal, siento que estoy balanceado Sé que hay cosas que se logran y otras que no Y esa realidad ahora lo acepto Tengo un equilibrio que me costó mucho lograr Antes metía todo en la misma bolsa, lo profesional y lo personal Ahora sé separar las cosas Hoy en día de todo lo que me pasa, hago una canción ya que la vida es una canción constante
—Lo invito a hacer memoria, ¿cuál fue el momento más glorioso que vivió desde que superó su problema de salud?
—El primer dorado que pescó mi papá ¡Qué momento! Fuimos con mi hermano, un amigo y mi padre a pescar Mi viejo en la clínica me había dicho que me recupere pronto así íbamos a pescar Cuando pescamos en Corrientes y lo vi sacar el dorado con tanta felicidad fue un momento grosso Entendí que mi vida volvía al ruedo y que todo estaba bien El otro momento fue cuando empecé a entrenar Pensaba que iba a ser increíble cuando pudiese correr a full y, de repente, me di cuenta de que ya lo estaba haciendo Ese día me quebré, porque recordé que la última vez que había traspirado fue cuando tuve 40 grados de fiebre Esos contrastes son terribles Otro momento fue cuando subí al Coliseo en el primero de los siete shows
—Para las fotos utilizamos la temática boxística dada su admiración por Rocky Balboa, ahora, ¿qué tiene usted del personaje interpretado por Sylvester Stallone?
—Su garra, su entusiasmo, su lucha constante Rocky tiene un gran corazón y va siempre hacia adelante Lleva la garra en la sangre Es un luchador y yo me siento un poco así