7 Días
Mirtha Legrand: La señora sabía y lo calló
En uno de sus almuerzos, Mirtha Legrand confesó por primera vez que una sobrina suya estuvo secuestrada con su marido durante la dictadura y que ella intervino frente a los militares para rescatarla. Los familiares de desaparecidos piden que la conductora declare ante la Justicia. La condena de sus colegas del medio artístico.
Casi como alguien cuenta una anécdota o algún recuerdo de juventud, la señora de los almuerzos televisivos, Mirtha "Chiquita" Legrand, confesó –como al pasar– que su sobrina María Fernanda Martínez Suárez había estado secuestrada durante la dictadura de los años más terribles y duros del país, junto a su marido Julio Enzo Panebianco.
Ante las caras confusas de sus invitados de ese mediodía, la diva contó que había tenido un caso de "un miembro de mi familia" desaparecido y que el ex ministro del Interior, Albano Harguindeguy la ayudó a recuperarlo.
Mirtha relató, también, que le pidió "a un general de la Nación a quien circunstancialmente habíamos conocido" (en referencia a Harguindeguy) que intercediera en su caso, porque desde Canal 13 había pedido "ayuda al que era interventor y no me la brindó por temor”, y agregó: “Todo el mundo tenía miedo". La respuesta que le dio el ministro de Rafael Videla fue: "déme un tiempo Mirtha, lo voy a averiguar”. Finalmente, “a mi sobrina la liberaron, pero al marido no", recordó la conductora.
Siguiendo con los detalles sobre el pasado más guardado de Mirtha, el relato concluyó diciendo que "nunca más supimos de él (por Julio, marido de su sobrina), nunca más. Al muchacho lo torturaron muchísimo, es la primera vez que lo cuento". Nadie habló en esa mesa paqueta, sólo un breve comentario de la actriz Florencia Raggi –invitada para promocionar su última película “Cómplices del Silencio”– que, mirando fijo a la conductora, le dijo: "Cómplices de un silencio es todo aquel que sabe algo y se hace el que no sabe. Había mucha gente así". Pero "Chiquita" no pudo escuchar el comentario de Raggi, estaba muy conmovida con lo que había contado, a pesar de haberlo hecho luego de 30 años del genocidio más sangriento y perverso que vivió el país.
Fernanda y Julio. Cuando Legrand se refirió a su sobrina, rescatada gracias a sus contactos, también mencionó muy por encima a su esposo: "Al muchacho lo torturaron muchísimo”. Ella no supo nada más de él, lo cierto es que Julio Enzo Panebianco, de 23 años y compañero de María Fernanda Martínez Suárez, permaneció secuestrado y torturado en "Club Atlético", el centro clandestino de detención cuyos restos funcionan como testimonio del horror.
Su hija, Julieta Panebianco, se encargó de desmentir la información que daba a su padre por muerto en un enfrentamiento fraguado. Algunos medios publicaron que los restos de Panebianco habían sido exhumados. Lo hizo vía email, y aclaró que el cuerpo de su padre nunca fue encontrado, por lo cual permanece desaparecido. "Chequeen con el Departa-mento de Antropología Forense", exhortó. Además, lo hizo con tenacidad. Ingresó en medios importantes, pero también en blogs anónimos. A cada persona que re-produjo la noticia, Julieta le corrigió en ese dato no menor. Sin opinar sobre lo acontecido en la mesa de Legrand días anteriores, con su dolor a cuestas, la hija de Julio Panebianco dejó en claro que su papá es un desaparecido.
La joven es fotógrafa y trabaja en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Y para insistir en algunas aclaraciones relacionadas con su padre sólo eligió una radio: FM La Tribu. Donde habló desde el programa que conducen miembros de H.I.J.O.S., se dejó entrevistar y brevemente contó que la "información que circuló tiene que ver con una exhumación que se hicieron de restos que finalmente no fueron de mi viejo. Que eso quede claro: que sigue desaparecido. No hubo ningún velatorio. Tampoco fue el año pasado, fue hace seis años". Julieta quiso contar a los oyentes del programa “La lucha que nos parió” algunas cosas de Julio Panebianco: "Mi viejo militaba en la JTP, trabajaba en la DGI... Yo no lo conocí. El sí me conoció. No lo recuerdo pero lo tengo súper presente, lo siento todo el tiempo, me acompaña, estoy muy orgullosa. Para mí es difícil estar hablando de esto". Uno de los conductores comentó que su abuelo José, hermano de la señora Legrand, tuvo una participación bastante importante en los intentos para dar con el paradero de su hija y su yerno, a lo que Julieta no vaciló en afirmar: "Sí, muy importante. En ese momento fue muy bravo para toda la familia. De hecho, se puso muy mal con esto porque vuelven todos esos días de terror. La verdad que fue muy valiente, porque salió a ver por dónde conseguía hábeas corpus y todo lo que se pudiera hacer... No le daban bola, se te cagaban de la risa, un desastre", finalizó la muchacha.
En relación a María Fernanda Martínez Suárez, su legajo en la Conadep tiene el número 2.781. Mirtha, sentada en la comodidad de su mesa televisada dijo que su sobrina "cree que estuvo en Palermo, porque escuchaba pasar trenes". Este dato es crucial, ya que si estuvo detenida en Club Atlético al igual que su compañero, por allí no hay ferrocarriles cerca. La sobrina de Legrand fue liberada en cercanías de la avenida General Paz. Según su tía, cuando la dejaron en libertad le acentuaron: "Te salvaste porque sos la sobrina de Mirtha".
El 4 de marzo de 1977, 48 horas después de su detención, la mujer quedaba en libertad. Los militares no imaginaban que esa misma persona declararía en los juicios que sellaron su suerte. Tampoco el represor Jorge Olivera Rovere sospechó que aquella joven testificaría en 2009 en su contra. Ninguno de los integrantes de aquella maquinaria de horror pudo concebir que algún día la justicia llegaría y que personas como María Fernanda Martínez Suárez –que comparte con su tía solamente el apellido– se pararía frente al juez español Baltasar Garzón y lo estremecería con una sola frase: "Oía los gritos de mi marido cuando lo torturaban”.
En resumen, y luego de las repercusiones sobre los dichos de Mirtha Legrand, es posible que sea llamada a declarar como testigo en la megacausa que investiga los delitos de lesa humanidad en el Primer Cuerpo de Ejército a cargo del juez Federal Daniel Rafecas. Quien presentó este pedido fue el abogado y periodista Pablo Llonto, representante legal de familias que actúan como querellantes en esa causa, reabierta por la Cámara Criminal Federal luego de que en agosto de 2003 el Congreso Nacional anulara las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En el escrito presentado a Rafecas, Llonto manifestó que "tales afirmaciones indican que su testimonio (el de Legrand) es importante" para el sumario penal y podría ayudar a recavar más datos sobre "el lugar donde estuvieron detenidos" su sobrina y Panebianco, ya que la conductora también comentó que María Fernanda escuchaba "ruido de trenes" mientras estaba secuestrada. Llonto agregó que la declaración aportaría más información para determinar "la responsabilidad de Harguindeguy y funcionarios del Ministerio del Interior en las privaciones ilegales de la libertad, tormentos y homicidios ocurridos en la zona correspondiente al Primer Cuerpo del Ejército", porque "ese diálogo confirma que no sólo recibía denuncias y manejaba listas, sino que tenía poder para sacar a quien quisiera de un centro clandestino". Entre otras dudas surgidas del relato de la Legrand, el abogado aseguró que "es importante que se aclare cómo surge el dato sobre el lugar de detención en Palermo, ya que si la sobrina estuvo en Club Atlético (donde fue visto Panebianco), ahí no había ruido de trenes. Si estuvo en el Regimiento de Patricios, en Palermo, permitiría confirmar que allí también funcionó un centro clandestino de detención".
Famosos enojados. El malestar en la gran familia del espectáculo no se dejó esperar. Muchos actores y cantautores reconocidos por su apoyo y militancia en temas relacionados a los derechos humanos, hablaron y se mostraron muy asombrados con el almuerzo más comentado en lo que va del año. El primer duro e implacable fue el actor Juan Leyrado, que en el programa “6-7-8”, emitido por Canal 7, dijo que la conductora sufrió de una “incontinencia de protagonismo" y por eso habló. Además se mostró indignado porque "Mirtha hizo todo lo que hizo para poder sacar a su sobrina con sus contactos y no lo denunció. Yo comprendo su dolor, pero habría sido importante haber estado en algunos de los juicios que se han hecho, haber contado que vio en ese momento gente de Canal 13 que estaban en la marina, o sea, gente que decía que no se podía hacer nada porque era muy peligroso, por lo tanto sabían lo que estaba pasando".
La actriz Anabel Cherubito, quien hace años milita en H.I.J.O.S. y apoya a diversas agrupaciones en materia de derechos humanos, fue más tajante a la hora de hablar de Mirtha: “Esto que pasó es muy raro, porque su postura es clara, nunca ha repudiado a la dictadura. Si hubiera hecho ese comentario delante de mí, le hubiese preguntado por qué no lo dijo antes, por qué no repudia a la dictadura. Ella habla que ahora hay miedo, eso es una vergüenza. ¿Se olvida que se torturó, que se asesinaron a 30 mil personas? Se destruyó una generación que tenía sueños y ahora compara esos años terribles con este gobierno diciendo que tiene miedo". También el cantante y autor Ignacio Copani dijo lo suyo, aunque más medido: "El tiempo que lo calló es un tema personal, sabrá por qué calló y por qué lo dijo ahora. Lo que me interesa es como pueda actuar la justicia si ella declara, diciendo que tenía información para salvar a un familiar. Mirtha tiene que entender que todo lo que pueda aportar sobre estos temas es importantísimo, de hecho, los avances que han tenido las causas fueron por los testimonios de las víctimas y nunca de los victimarios". El actor Juan Palomino intentó poner un manto de piedad a lo que sabía, iba a suceder con la confesión de la estrella: "Siempre ha habido oportunidad para hablar en este país sobre el genocidio que hubo. Tuvo la oportunidad de hacerlo mucho antes y bueno, capaz que no lo pudo callar más, ¿no?". También se mostró asombrado porque Mirtha contó que "habló por teléfono con Harguindeguy, pero también él estuvo sentado en su mesa como otros personajes de la dictadura. Que recién ahora lo haga público no habla bien de ella, sobre todo haberlo negado todos estos años.
Fotos: archivo 7 Días.