Revista Siete Días

Bárbara Franco: "Soy chiquita todavía"

La azafata del programa "El último pasajero" tiene sólo 18 años, pero ya recibió propuestas indecentes. "Tuve novios que no valían dos mangos", se sincera.

Por Gastón Rodríguez
(Desde Las Leñas)
redaccion@revista7dias.com

Al verla lo primero que se debe hacer es desconfiar. Imposible imaginar que no hace mucho esta morocha de curvas infartantes y mirada felina gastaba sus tardes saltando sobre elásticos en una vereda de Parque Patricios. Hija única mal acostumbrada a que le cumplan todos los caprichos, la pequeña Barbie, o Bárbara Franco como dice su documento, no entendía por qué acaparaba todas las miradas masculinas cada vez que iba al almacén del barrio para comprar sus galletitas favoritas para la merienda. Tan frecuentes se hicieron los piropos que decidió al fin sacarle provecho a su imponente anatomía en un casting para ser una de las azafatas de “El último pasajero”, el programa juvenil de Telefé que cada semana ilusiona a un contingente de estudiantes con el  soñado viaje de egresados a Bariloche. Quedó seleccionada entre más de 200 chicas y en poco menos de dos meses en el aire cautivó a productores de teatro que ya la tentaron para el próximo verano. Un futuro desbordado de oportunidades para alguien que todavía se debate entre ser una adolescente naif o una femme fatale.

“Yo tengo una imagen teen. Lo mío es estar saltando con los chicos alrededor gritando: ‘¡Bariló..., Bariló!’”, aclara.

–Pero al verla uno piensa otra cosa...

–Pero no quiero vender eso. Soy chiquita todavía. Recién tengo 18.

–OK, ¿qué quiere ser cuando sea grande?

–Cuando sea grande quiero ser actriz y actuar en una tira de Cris Morena. Me gustaría trabajar en “Casi ángeles”. Creo que ése es mi perfil.

–¿Ya le han hecho propuestas indecentes a pesar de su corta edad?

–Hubo alguna que otra, pero siempre dije no.

–¿Se lleva bien con su cuerpo?

–No tengo ningún problema, y eso que en mi vida jamás pisé un gimnasio. Es todo natural. Salvo las “lolas” que me las operé cuando cumplí 18. A los 15 ya me quería operar, pero mis padres no me querían dar la autorización. Así que dije: “Cuando tenga 18 me voy a autorregalar las tetas.  Ahorré  y me las puse. Era la única parte de mi cuerpo que no me gustaba”.

Códigos.  Llevada por el empresario Alberto Pironti, Barbie no sólo conoció Las Leñas, sino también vio de cerca por primera vez la nieve. Una experiencia que revitalizó su costado más infantil: “No conocía la nieve y me encantó. Me pasé todo el tiempo haciendo muñecos de nieve. La gente me miraba y no entendía nada. Imaginate a mí jugando sola en medio del valle. Parecía una grandulona”, se sincera.

–La belleza ya la tiene. ¿Ahora siente que debe mostrar que también es inteligente?

–Que la gente piense lo que quiera. Me resbala lo que digan los demás. Yo sé lo que hago y adónde quiero llegar.

–¿Con qué famoso fantasea?

–Me gusta mucho Facundo Arana. Mi sueño es trabajar con él.

–¿Le daría besos de mentira o reales?

–De mentira porque es un hombre casado.

–No le gusta compartir

–Para nada. Nunca salí con un hombre casado o que tenga novia. Tengo códigos.

–¿Qué le gusta de los hombres?

–Me gustan los morochos altos, pero siempre me termino fijando en la personalidad. He tenido cada novio que no valía dos mangos. También tuve novios grandes. Por ejemplo, cuando tenía 16 salía con un muchacho de 37.

–¿Nunca le dio miedo la diferencia de edad?

–Para nada. Me animo a todo.

–¿La plata le importa?

–No me fijo en eso, ni siquiera me preocupa que tenga  auto. Viajar en colectivo es más divertido.

Fotos: Roberto Castro.
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