Revista 7 Días en Los Angeles
El adiós a Michael Jackson
El rey del pop murió a los 50 años, luego de tener un paro cardiorrespiratorio en su casa de Holmby Hills. Esta revista compartió el duelo improvisado de los fans en la puerta del Hospital Ronald Reagan de la UCLA. Crónica de un final inesperado.
El día amaneció soleado, algo caluroso y tuvo tres noticias relevantes. Cada una fue relegando a la otra en calidad y cantidad de dolor y consternación. Primero fue el affaire de Mark Sanford, gobernador de Carolina del Sur, con nuestra compatriota María Belén Chapur. A las pocas horas, el desliz quedó casi olvidado ante el dolor por la muerte de Farrah Fawcett, cuya batalla contra el cáncer sensibilizó a los estadounidenses. Al mediodía, el fallecimiento de Michael Jackson ocupaba todo el espacio disponible en gráfica, radio y tele. Y no es para menos.
La noticia fría indica que el “Rey del Pop” tuvo un paro cardiorrespiratorio en su casa de Holmby Hills; el titular del diario dirá que los asistentes del músico llamaron a los paramédicos del cuerpo de bomberos y que, a pesar de los esfuerzos, no pudieron revivirlo. También que ingresó al Hospital Ronald Reagan de la UCLA a las 12.26 del mediodía hora local y nunca pudo salir del coma.
Apenas se supo, en la puerta del sanatorio se juntó un enjambre de periodistas, y costaba distinguir entre profesionales de medios y simples cholulos, que parecían estar de fiesta. Cámaras de foto, teléfonos celulares, cualquier medio visual fue válido para retratar el histórico momento.
Las pocas personas que mostraban pesar por la muerte de Michael eran en su mayoría de raza negra. Algunos cantaban éxitos del cantante, pero todos en forma unánime entonaban un cántico para honrar la memoria de su ídolo. El “¡Mai-col/ Mai-col!” sonó fuerte en las gargantas apenadas, que eran las menos. La más histriónica de las fans ensayó una coreografía de “Thriller”, la canción homónima al disco más vendido de la historia de la música. La gran cantidad de jóvenes aglomerados en la esquina de Westwood Boulevard y Le Conte –donde queda el hospital– se puede explicar porque el complejo, además, alberga una universidad. La policía cortó el tránsito para frenar el caudal de curiosos que se arrimaron al edificio.
La madre del músico acompañó el cadáver, y sus hermanos ingresaron por la puerta trasera del hospital. A las cinco de la tarde, hora local, un helicóptero retiró el cajón por la terraza.
Éxitos, millones y pedofilia. Además de su prolífica carrera plagada de éxitos, récords y loas, Michael Jackson fue un abonado a la polémica. Para empezar, el blanqueamiento de su piel, que de negro viró a pálido mortecino. Este cambio cromático, que el cantante atribuyó a una enfermedad degenerativa llamada vitiligo, le valió el repudio de la sociedad negra americana, a pesar de la reivindicación post mórtem.
Las peleas familiares también fueron motivo de críticas despiadadas. Sus hermanos y hermanas lo destrozaron ante cámaras. Incluso su hermana La Toya llegó a testificar en su contra en el juicio por abuso sexual que se le iniciara. Pero la familia es la familia, y fue la misma La Toya la primera de sus hermanos en llegar al hospital después de que Michael fuera declarado muerto.
Su problema más grave lo tuvo con las acusaciones de pedofilia, de las que fue constante objeto. Un grupo de niños y adolescentes señalaron supuestos abusos sexuales cometidos por el astro pop en su mansión de Neverland, una especie de rancho con parque de diversiones incluido en el que el artista invitaba a pasar días enteros a los jovencitos, con quienes admitió dormir en la misma cama. Estas actitudes sospechosas (para definirlas de una manera benevolente) fueron revertidas con un arreglo extrajudicial millonario, de alrededor de 20 millones de dólares, que obligaba al padre del menor presuntamente abusado a retirar los cargos. Y así fue. Lo usual: plata por silencio. Pero su carrera nunca fue la misma.
De hecho, después de aquellos episodios, el cantante quiso limpiar su imagen y contrajo matrimonio con Lisa Marie Presley, la hija de Elvis. La unión duró 17 meses y lo efímero del vínculo no hizo más que darle la razón a aquellos que vieron detrás de la boda un golpe de efecto para cambiarlo de abusador de menores en marido ideal.
Tres años después –en 1997– Jackson volvió a casarse. Lejos del alto perfil de su relación anterior, esta vez con una enfermera llamada Debbie Rowe. Rápido para los mandados, el mismo año en que se unió a esta mujer tuvo a su primer hijo, Prince Michael (Príncipe Michael en español) y a Paris Michael Katherine al año siguiente. En 2001 fue padre por tercera vez. Su tercer vástago se llama Prince Michael II, y su mamá es anónima. Según infirió en alguna ocasión, el astro pop alquiló un vientre para concebirlo. Tan rara fue la paternidad de Jackson que la noticia que circuló el año pasado es que los mostró a cara descubierta. Es que el padre acostumbró mostrar a los niños, de 12, 11 y 8 años, con el rostro tapado a lo talibán, con bufandas, velos y demases. El episodio más recordado es cuando mostró a su hijo mayor colgando de una de sus piernas desde la ventana de un hotel en Alemania.
Se fue de gira. El lugar común que suele utilizar ante la muerte de un músico no es más que lo contrario. Es que el “Rey del pop” tenía planeada una serie de conciertos que le reportarían alrededor de 50 millones de dólares y que comenzarían en Londres a fines de julio. El anuncio de esos recitales coincidió con el reclamo de una ex empleada, que le reclamó 44 millones de dólares.
Todavía se recuerdan las actuaciones del cantante en cancha de River, en octubre de 1993, cuando se entrevistó con el entonces presidente Carlos Menem, y su obsesión por llevar un barbijo en tiempos en que semejante precaución poco tenía que ver con la psicosis actual por la gripe porcina.
Pero Michael Jackson es mucho más que escándalos, excentricidades y acusaciones por pedofilia. El “Rey del pop” es el cantante más premiado de la historia; según el Libro Guinness, vendió 750 millones de discos. Su último récord lo logró poco antes de morir, y fue el de la venta más rápida de entradas para sus conciertos en la capital inglesa. Las cifras indican que vendió 1 millón de entradas en 5 horas. Revolucionó el mundo de la música y la estética del videoclip. Con la muerte de este artista, también muere una parte del pop y una porción de cada uno de todos los que alguna vez oyeron alguna de sus canciones.