Máximo Kirchner es un hombre de un perfil muy bajo y solo actúa en su ámbito, la política. El Jefe del Bloque oficialista en la Cámara de Diputados rompió el silencio público y salió a bancar a Alberto Fernández, horas después que el Presidente decidiera romper el pacto de no agresión con la Ciudad de Buenos Aires, al quitarle un punto de la Coparticipación.
Máximo respaldó la decisión de Alberto para financiar el plan de seguridad de la Provincia de Buenos Aires y quitarle una parte importante de la caja a los porteños. En una entrevista con Radio Provincia, el hijo de la vicepresidenta no anduvo con rodeos y fue al hueso contra la Ciudad. "Hay que afectar intereses para dar consistencia a las políticas. Los trabajadores y las trabajadoras mueven la economía, la mueven las mayorías desde abajo. Los que han sabido tener cosas, o los que lo tienen todo, o que no han sufrido necesidades no tenemos derecho al resentimiento", sostuvo.
"Desde que murió Néstor, aunque siempre se lo extraña, el consuelo es que siempre que se extraña a alguien es por algo bueno y muchos lo extrañan. La discusión política siempre fue muy natural en la casa (...) ambos estaban siempre con mucha tarea, siempre trabajando, pensando, construyendo, peleando cuando era necesario", relató Máximo sobre la vida puertas para adentro del matrimonio presidencial.
"Hay un foquismo sintético que intentó el Macrismo en la Provincia con el Metrobus, mientras que del otro lado los argentinos se caían de mapa. La Ciudad de Buenos Aires tiene otras características. Néstor en 2007 ya casi arrastraba los pies, eran 4 años donde había sido un esfuerzo muy grande. Era un país con sus cuentas no cerraban por ningún lado y estaba toda la gente afuera. Era volver a administrar el Estado", sostuvo en otro pasaje de la extensa entrevista. "Argentina es muy extensa, no termina en las 20 manzanas de la Ciudad de Buenos Aires. Hay que saber amalgamar y sintetizar al país, y comprender realidades y urgencias", agregó.
"Hay que aprender a gobernarse a sí mismo para pretender gobernar a otros. Si el primer impulso es agredir y descalificar, hay que pensar. Cuando la cuestión está bien, es como discutir los satélites. Que alguien lo discuta, es extraño. Pasa y esos son los problemas. El plan Conectar Igualdad que repartió millones de computadoras a pibas y pibes de la Argentina lo hicieron bolsa. Era parte de la construcción del sentido de ellos decir que las usaban para jugar en vez de estudiar. ¿Por qué, si los padres no le pueden comprar la herramienta, no pueden jugar? Es muy mezquino", agregó.
Uno de las grandes banderas que siempre levanta en kirchnerismo en la reivindicación social y Máximo no lo dejó pasar: "La generación que tuvo el Conectar Igualdad está familiarizada con el uso de la tecnología, esa fuerza laboral que se está formando ahí tiene más herramientas, posibilidades y menos desigualdades. Si en estos cuatro años hubiéramos continuado esa política, en esta situación de educación remota quizá no se hubieran vivido situaciones de desconexión por parte de los sectores más vulnerables. Un plan de esos beneficia al conjunto de la sociedad, no a un partido político".
"(Los medios) No se tienen que enojar con nosotros, ni con el presidente, ni trabajadores ni trabajadoras sino con los que prometieron un mundo que evidentemente en la Argentina no funciona. Si encima trabajamos sobre nervios sociales como puede ser la incertidumbre del que tenía su comercio, que le costó mantenerlo durante el macrismo porque estaba difícil, diferentes cuestiones que fueron sucediendo, ahí ves que hubo una clara decisión de querer profundizar el agobio en vez de tratar, entre todos, de ver cómo le encontramos la vuelta", señaló.
"Hay casi 200 muertes diarias, y a veces más todavía, no dejo de pensar en familiares, amigas y amigos de esa gente. No creo que nos tengamos que poner tan poco humanos por las diferencias políticas", finalizó sobre la pandemia que azota al mundo.