En tiempos donde todo es pandemia, coronavirus, muertes y colapso del sistema de salud, sin importar en que país se viva o que idioma se hable, lamentablemente no todo termina allí. Cómo la tormenta que anticipa el huracán, los pronósticos avizoran una crisis económica que todavía no empezó en gran parte del planeta pero que promete ser feroz. El bolsillo de los argentinos, para centrarnos en esta pequeña porción del mundo, ya venía muy castigado al igual que las arcas del Estado. Sin embargo, parece que hay un escalón más abajo y llegará apenas se disipen las luces del virus que mantiene en vilo a todos.
Mientras el Gobierno intenta lanzar una soga y ya lo está haciendo con miembros de la economía informal, con beneficiarios de planes sociales y se esperan en las próximas semanas medidas más específicas para Pymes y algunos otros sectores, la voz que se escuchó con más fuerza por estos tiempos en el país es la de un recorte a la clase política. Las redes se minaron de mensajes y hasta por un momento le ganó a la tendencia de coronavirus, el monotema que se habla en el mundo hace dos meses.
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Pero en una investigación especial de 24CON.com pudimos desmenuzar el dinero que gasta cada una de las 24 provincias en mantener a sus legisladores y el enorme aparato que eso significa. Un informe de la Fundación Libertad, que contó con el apoyo de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) y la Red Federal de Políticas Públicas, revela la montaña de billetes que se destinan año tras años a la clase política. Si se traza una comparación en la magnitud del gasto, con las comunidades autónomas de España, queda de manifiesto el despilfarro y la irresponsabilidad a la hora de destinar los fondos públicos.
De acuerdo a los presupuestos sub-nacionales, el monto total de los 24 distritos asciende a 41 mil millones de pesos anuales. Si se tiene en cuenta que el total de diputados y senadores es de 1.199 en todo el país, esto implica que cada uno de ellos tiene un costo de $34,2 M cada 12 meses. O, en otras palabras, la escalofriante suma de casi $3 millones mensuales.
Para ser más precisos, sorprenden y no gratamente los casos de Tucumán y Chaco, dos provincias que marcan un enorme contraste con la pobreza de ese mismo pueblo, pero se ubican en la cima de la tabla de gastos, superando a CABA y Provincia de Buenos Aires, que lo duplican o triplican en cantidad de legisladores.
Por ejemplo, el Poder Legislativo tucumano, con uno de los edificios más coquetos del país, destina $85,7 millones anuales para cada uno de los 49 legisladores, que arroja unos 7 M mensuales. Lo sigue Chaco con $71 millones, cerca de 6 M cada 30 días para los 32 representantes; y la Ciudad de Buenos Aires, con $69,9 millones, unos 5.8 M mensuales cada para sus 60 legisladores. En el opuesto, las provincias que registran menor costo por legislador son Santiago del Estero y San Luis, con erogaciones de $3,8 y 5,1 millones anuales por cada legislador, respectivamente.
Un legislador tucumano cuesta casi 6 veces más que un legislador jujeño, pese a que poseen similares cantidades de legisladores. Otro llamativo contraste se genera entre Catamarca y San Luis: la primera casi que quintuplica el gasto por legislador de la segunda. Y para marcar los dos extremos de la tabla Chaco gasta 18,6 veces más que Santiago del Estero, cuyos gastos por legislador son de $71 y $3,8 millones respectivamente, es decir que el costo en la provincia chaqueña es 18,6 veces el de la santiagueña, es decir 6 millones contra 300 mil pesos, respectivamente.
Para resaltar otro de los emblemáticos detalles del informe, la provincia de Santa Fe, el monto total destinado a la Legislatura ($3.600 millones) supera al monto destinado al Ministerio de Obras Públicas ($3.076 millones) y es cercano al presupuesto destinado al Ministerio de Desarrollo Social ($4.006).
Las cartas están arriba de la mesa y los números asustan. Ya sería un gran momento aunque sea de empezar a mirar con la lupa adonde va todos esos recursos, porque cada vez hay menos para todo el resto.