Nada podrá cambiar la naturaleza del odio que le profesó Paolo Rocca a Macri presidente. Siempre vio la mano negra del ex primer mandatario en la inclusión artera de Luis Betnaza, director Corporativo del Grupo Techint, en la causa Cuadernos de la Corrupción.
Creyó, cree y creerá que fue un vuelto innecesario de viejas disputas de las dos familias italianas más poderosas de la Argentina. La posterior absolución de Betnaza no borró ni un poquito el desprecio que destiló Rocca hacia el ex líder de Cambiemos.
El hombre fuerte en el directorio de Techint había sido sobreseído del delito de asociación ilícita por el juez federal Claudio Bonadio en la elevación parcial a juicio del caso, el 20 de septiembre pasado. Sin embargo, el magistrado había pedido que se lo investigara por un cohecho. Pero Carlos Stornelli no presentó una acusación al respecto y Betnaza quedó limpio.
En este contexto, y quizás en una pequeña demostración de agradecimiento por los servicios prestados, o hasta un rapto de arrepentimiento, el ahora Presidente de la Fundación FIFA le dio una palmada en la espalda al todopoderoso empresario.
Es que Paolo Rocca se benefició antes que Mauricio deje el poder con una exención total de las cargas sociales en los aumentos salariales que otorgó y que le permitieron al sector siderúrgico, que capitanea, ahorrar al menos 400 millones de pesos. Esta poderosa firma, que a principios de año despidió a 191 operarios de su planta de Tenaris, en Campana, obtuvo esa ventaja, pese a que el propio expresidente había firmado un decreto que prohibía expresamente ese tipo de concesiones.
¿Casualidades? No existen y mucho menos cuando se juegan las grandes ligas. Tampoco, por más millones que se desembolsen en las arcas ya millonarias de los popes del empresariado argentino, le memoria se respeta a rajatabla. Y no creo que el líder de Techint deje en el olvido el acoso que vivió -como nunca- durante la actual gestión.