En el marco de una dudosa operación, Nicolás Caputo, íntimo amigo del presidente Mauricio Macri, se quedó con una de las dos centrales termoeléctricas que quiere privatizar el Gobierno. El kirchnerismo había denunciado la forma en que se concretó la venta.
Por la Central Térmica Brigadier López, ubicada en la provincia de Santa Fe, Central Puerto de Caputo ofertó U$S 326,5 millones. La compañía había hecho ofertas para quedarse con el control de las centrales Ensenada Barragán y Brigadier López.
Los propios resultados operativos financieros publicados por ENARSA informaron una ganancia de U$S 121,4 millones para Barragán en 2017 y de U$S 62 millones para Brigadier López. En tan sólo un puñado de años, Caputo podría recuperar el monto de la compra.
Hasta el momento, Central Puerto tiene una participación en el Sistema Argentino de Interconexión (SADI) que en este momento alcanza el 11,4%, mientras que específicamente en la generación térmica se eleva al 15%. La compañía se adjudicó numerosos proyectos durante la administración de Cambiemos y desembarcó en el sector eólico con siete parques en ejecución.
A raíz de una denuncia de diputados de Unidad Ciudadana, la Justicia Federal imputó al primer mandatario argentino por intentar vender "a precio vil" las centrales termoeléctricas.
La causa, que está a cargo del juez Daniel Rafecas, se origina a partir de una tasación de los bienes que según los diputados opositores le ocasionaría una pérdida de U$S 400 millones al Estado.
Según la denuncia, la construcción de ambas centrales costó alrededor de U$S 1.000 millones, y su precio de venta fue establecido casi en la mitad de ese valor, sin que se haya explicado el porqué. Además, el contrato con Iecsa e Isolux, encargadas de las obras, fue rescindido a fines de 2016, y el gobierno de Mauricio Macri le entregó a Iecsa (empresa que el primo de Macri Angelo Calcaterra le vendió al empresario Marcelo Mindlin) $ 1.600 millones en carácter de indemnización, es decir, el equivalente en ese momento a U$S 100 millones.