La ministra de Seguridad Patricia Bullrich ratificó su incondicional respaldo a la llamada "doctrina Chocobar" y apuntó contra los organismos de Derechos Humanos que alzaron su voz contra la importación de las polémicas pistolas Taser para uso en aeropuertos y estaciones de transporte. "Los organismos de Derechos Humanos nunca se ponen del lado del policía asesinado ni de la víctima", lanzó la funcionaria del gobierno de Mauricio Macri.
"Por eso la opinión que tienen de la Taser es poco consistente", aseguró desestimando las conclusiones del Comité contra la Tortura de la Organizaciones de las Naciones Unidas.
En una entrevista con el diario Clarín, Bullrich hizo hincapié en que la pistola Taser es un arma no letal "que siempre debe ser usada con cuidado. Pero si quieren que no haya Policía y que cada uno se defienda como pueda, deben decirlo claramente".
"La discusión de las Taser francamente me parece de lo más incoherente que he escuchado: es un arma no letal entregada a efectivos en zonas de alta densidad de gente, frente a un arma letal. Hay menos riesgo de muertes. Es elemental", insistió la funcionaria nacional.
Las Taser ya se usan en varios países de Latinoamérica, como Brasil, Colombia y México.
En 2016, la Corte Suprema de Justicia decidió avalar la posibilidad de uso de las Taser y desestimó un amparo que denunciaba la peligrosidad de las armas.
Amnistía Internacional advirtió en 2007 sobre las riesgosas consecuencias de equipar a las policías con pistolas Taser y otros organismos de derechos humanos también las objetaron.
La Taser tiene un alcance de 8 metros y genera sucesivas contracciones musculares por segundo que terminan por inmovilizar a la persona que recibe la descarga.