El Gobierno avanza en un plan que pone en jaque a ARSAT

 Su política de "cielos abiertos" para la industria satelital podría destruir todo el complejo científico-tecnológico construido alrededor de la empresa estatal.

La empresa aeroespacial ARSAT fue un orgullo nacional desde su creación. Ya lanzó dos satélites al espacio y tenía planes para un tercero. Sin embargo, los tiempos cambiaron y en el horizonte hay más de una nube negra que advierte un posible desmantelamiento.


Según consigna el matutino Página 12, el Gobierno encargó a la firma española Hispasat un informe en el que detalla las políticas que debería seguir para avanzar en lo que se denomina una "política de cielos abiertos". En pocas palabras, es la desregulación del mercado satelital, lo que implicaría el ingreso e varias compañías a competir en mejores condiciones que la firma argentina, poniendo en jaque su funcionamiento.

De acuerdo a ese documento, son ocho los lineamientos que el Gobierno nacional debería seguir en cuanto a este mercado. Todos apuntan a un mismo objetivo: desregular, inclusive a contramano de las disposiciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), para asegurar mayor competencia y, de acuerdo a la promesa de esta compañía, asegurar mejor calidad de servicio a un precio más bajo.

El texto es claro: no debe haber preferencia por operadores nacionales, ya que eso "afectaría la competencia y la inversión en nuevas infraestructuras". También pide barrer con la obligación de los operadores de establecer algún tipo de "presencia técnica" en los países donde opera. Eso significa que una firma podría operar en Argentina desde el extranjero, gracias al alcance de sus satélites, sin necesidad de contratar ni invertir en mano de obra calificada nacional.
Otro de los polémicos puntos es que se recomienda "evitar requerir a los operadores de satélites la obtención de una licencia/permiso/autorización para la utilización del recurso órbita/espectro en cada país". Según la UIT, las sociedades son las titulares del espectro radioeléctrico y el Estado, el que debe velar por organizarlo en su beneficio. Pretender un laissez faire total con ese recurso natural va a contramano de las normas internacionales.

También exige que no haya restricciones a la propiedad extranjera, ni tampoco de operadores monopólicos nacionales. Pide igualdad de trato entre satélites extranjeros y nacionales.

Esto podría dañar de muerte a la recién nacida ARSAT, que estaba en plan de construir un tercer satélite, pero eso hoy quedó en stand by con la nueva administración, que privilegia la comercialización del ARSAT-2. La señal TyC Sports fue una de las empresas con las cuales llegó a un acuerdo para comercializar sus servicios.

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