Ameijeiras: una historia de crímenes, represión y fugas
El líder de los captores de Tortuguitas fue condenado por homicidio y escapó de prisión dos veces. Sus estudios de Sociología en San Martín y los ataques de los guardiacárceles.
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Marcelo Leandro Ameijeiras, el delincuente que mantenía la negociación con la Policía en medio de la toma de rehenes de Tortiguitas, cuenta con un frondoso prontuario de robos, crímenes y fugas. Apodado “El Correntino” y de 42 años, su primera causa penal fue por una tentativa de robo a mano armada en 1990, cuando tenía 18 años.
En 1991 y 1992 cometió dos tentativas de robo y fue condenado a tres años de prisión en suspenso, y en 1995 le unificaron todas las causas y lo condenan a seis años de cárcel.
Según los registros policiales, Ameijeiras le disparó un tiro en cabeza al joven, que le causó la muerte en el acto, y luego huyó con sus cómplices en auto. A partir de la declaración de un remisero que lo identificó, el malviviente fue localizado por la Bonaerense en al villa La Cava y, aunque intentó resistirse, fue capturado.
Condenado a perpetua y tras pasar por otros penales, en 2009 Ameijeiras se encontraba alojado en la Unidad 48 de José León Suárez, San Martín, y se puso a estudiar. Así, brindó con otros presos una entrevista en la que contó detalles de un convenio con la Universidad Nacional de San Martín, a través del cual los internos y los guardias de esa cárcel estudian juntos la carrera de Sociología. "Nadie hace diferencia. Si lo miro por la pilcha (el uniforme) tengo una mirada diferente, porque hace cosas jodidas, pero si lo miro como persona, es diferente. Es un compañero más", le dijo al diario La Nación sobre uno de sus compañeros de cursada.
Todo cambió el 28 de agosto de 2010 cuando, en ese penal y en horario de visitas, un guardiacárcel de apellido Ruiz, borracho y fuera de sí, disparó varias veces su arma contra los internos, dejando varios heridos, entre ellos “El Correntino”. Al responder al ataque, los detenidos fueron reprimidos con golpes y bastonazos. Mientras tanto, Ameijeiras pidió atención médica y aprovechó para fugarse.
El sujeto había sido herido por Ruiz con postas de goma en un pie. “Le dije si quería hacer una denuncia y me dijo que no, que lo único que quería era que lo atendiera el médico”, explicó Juan Manuel Casolati, secretario de Ejecución Penal de San Martín.
Unas horas más tarde, éste recibió un mensaje en su celular, en el que le avisaban que Ameijeiras estaba prófugo.
Ya recapturado, el 2 de diciembre de 2011, el delincuente fue herido de un escopetazo mientras era trasladado por el Servicio Penitenciario Bonaerense al área de sanidad de la unidad, luego de haberse cosido la boca para reclamar mejores condiciones de reclusión. Según denunció un compañero de encierro, le pegaron mientras le cortaban los puntos y le dispararon doce perdigones de goma en el cuerpo.
Finalmente, en septiembre de este año, alojado en la comisaría 1ª de Moreno y bajo el seudónimo de Cristian Daniel Ruíz Díaz, Ameijeiras y otros cinco presos limaron un barrote de su celda y escaparon. A raíz del hecho, el subteniente de la Bonaerense David Pintos fue detenido, acusado de haberlos dejado huir a cambio del cobro de 5 mil pesos.
Uno de los reos, que fue atrapado nuevamente en una casa de la localidad de El Talar, declaró a la Policía que Pintos les había pedido 10 mil pesos, pero finalmente aceptó liberarlos por la mitad del dinero. Además, el guardia les facilitó las limas que había en la comisaría y hasta los ayudó a desgastar los barrotes en una oportunidad.
14 de noviembre de 2013
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