En un barrio para discapacitados toman el agua "negra y podrida"
Les entregaron las casas sin terminar por "falta de fondos". Aseguraron a 24CON que no tienen caminos "para que pase la ambulancia".
Se trata de un complejo de 34 viviendas emplazado en la avenida H. G. Martin y realizado mediante el Plan Federal de Viviendas en 2007. El barrio tuvo un fin claro: cobijar familias desempleadas que tengan al menos un hijo con algún tipo de discapacidad. Pero las casas nunca fueron terminadas porque, según dicen, la empresa dejó de recibir los fondos de Nación y a fines de 2008 éste decidió entregarlas a sus destinatarios por miedo que sean usurpadas.
“El problema con el agua es que los pozos están a menos de diez metros, o sea a dos metros de la bomba centrífuga del pozo ciego”, denunció a 24CON la titular del bloque de la Coalición Cívica de Pilar, Marcela Campagnoli. Así, revela la edil, “cuando el mango no sobra y no pueden comprar agua mineral, se ven obligados a tomarla igual cosa que puede matarlos”.
Definitivamente el tema cloacal los tiene a mal traer. Algunos vecinos relataron que el agua llegó a salir desbordada por los enchufes y alcanzó los cables “que dejaron los constructores semi pelados”, y generó cortocircuitos.
Cami, el caso más severo
Tiene dos años y un futuro tan incierto como adivinar si la barriada que al amanecer anega los caminos que unen al barrio dará tregua. “Cami” y su cruel enfermedad que no le permite tolerar las proteínas de la leche, tienen protagonismo propio. Debe consumir una emulsión especial de 400grs que se vende enlatada y que cuesta alrededor de $400 cada una.
“Rosa”, su mamá, no llega ni a un cuarto de ese monto por semana. Cobra $542 de pensión.
La chiquita tenía la suerte de tener un bombeador propio en su precario hogar ubicado dentro de Los Milagros, pero cuando fue internada de urgencia hace dos semanas por una complicación en sus pulmones, algún oportunista entró a la vivienda y se lo llevó. El delincuente aprovechó la soledad de las cuatro paredes, ya que Rosa no se desprendió de la nena ni un segundo en la sala del Hospital Gutiérrez.
Al igual que Rosa y Cami, la mayoría de las 34 familias que viven en el predio no tiene cercos, alambres o rejas ya que “nunca se terminaron de construir y son propensos a sufrir asaltos y casos de inseguridad”, señaló Campagnoli.
No es de extrañar, “les cuesta dejar sus casas para hacer diligencias o mandados”, aclaró la edil.
¿Quién podrá defenderlos?
El reclamo tuvo su eco en Pilar. Pero, como suele suceder, este no tuvo respuestas inmediatas hasta que la turbia cuestión alcanzó la instancia “mediática”. Arribó el Intendente local Humberto Zúccaro con pompas y promesas. Dijo: “Me comprometo a construir un tanque con una bomba más profunda”, que realmente funcione.
Es tiempo de la cuenta regresiva.
FOTOS: gentileza pilardetodos.com.ar