Vivir con incertidumbre

Las expresiones de desconfianza a nuestro esfuerzo desalientan. Se necesita la certeza de un camino, de un horizonte y de un rumbo.

Por Lourdes Puente Olivera*

 El respiro de haber logrado la negociación de la deuda no alcanzó. Pero todos sabemos que sin eso, seguir hubiera sido tremendamente peor. El confinamiento, la presencia del virus, y la agenda política suman incertidumbre. La incertidumbre. Periodistas y analistas sacando cuentas si fue bien negociada o no la deuda ¿Importan ahora? Solo para alimentar incertidumbre. "Pero falta el FMI", alimentamos incertidumbre. "Pero donde está el plan?"...estamos tomados por la incertidumbre. Profetas de la grieta hacen una fiesta alimentándola. 

Neblina. El 2020 es el año en que gana esa sensación de no saber nada. Nunca tanta neblina delante de la ruta. Si hacemos bien. Si será verdad. Si creer a quien. Si mañana podremos terminar el colegio o la universidad. Si el año ya está. Si habrá vacaciones, si qué vacaciones. Si llegamos a fin de mes. Si qué dejamos de pagar. Si estamos en el pico. Si nos mienten. Si hay mas enfermos que los que se dicen. Si podrían ser mas. Si lo estamos haciendo mejor que todos, o si somos los peores. Si estamos matando nuestro futuro o si lo estamos salvando. Es que es así, es una incertidumbre radical. Blanco o negro. Y de esa sopa, se nutre la vieja grieta. Esa que nos inmoviliza, porque nos hace pendulares. Los mejores jugadores del mundo, pero no podemos salir campeones. Porque además, tenemos que salir campeones. 

Esperanza. Algunas señales que alientan la esperanza de que hay futuro. Nuestros laboratorios y nuestros científicos y científicas están a la vanguardia de la búsqueda y posibilidad concreta de dar con la vacuna. Sí. Argentina ya tiene Papa, reina, Messi, Borges, Gardel, y quizás....la vacuna que decidió producir a riesgo, sea probada y efectiva. Claro que esta noticia cae en la sopa de la incertidumbre. Los profetas de un parte de la grieta proclaman incredulidad. Los otros nos hacen sentir que somos Messi. Pero en todo caso da cuenta de algo que sabemos, Argentina no es un país monoproductor ni extractivista. Tiene recurso de mucha variedad para dar la pelea del desarrollo. 

Y para los amantes de la grieta, viene con sorpresa. No lo haría el Estado. Lo harían argentinos y argentinas que trabajan en el sector privado de uno de los sectores que mas recursos han ganado en los últimos años. Para quienes creemos en el encuentro, sabemos que sin Estado funcionando no hay privados que ganen recursos ni argentinos ni argentinas que puedan desplegar conocimiento. Como siempre, necesitamos de todos. ¿Aprenderemos?

Y eso debiera estimular a generar las condiciones para que todos esos recursos se potencien. No puede entenderse lo que pasó con la Ley del Conocimiento. Puede que la estén mejorando, pero cada mes de demora, es un mes sin dar arranque a las posibilidades en un rubro de punta donde tenemos con que jugar. Nadie sabe porque no está priorizada. Si alguna parte de la salida está por ahí. 

Leyes. Hay otras leyes que el Congreso debiera dar prioridad: la ley de semillas, la ley de patentes, y regímenes que favorezcan eso que el director del programa de Bioeconomia de la UBA Fernando Vilella dio a llamar la Vaca Viva, esa alternativa que significaría dar estabilidad normativa a quienes quieran apostar por convertir la biomasa argentina en alimento...pasar de vender alimento para animales y lograr generar la cadena de valor que dando trabajo, produzca alimentos para los humanos. Hay señales positivas en esa área también. Dirigentes vinculados al sector están articulando con sectores del Gobierno a fin de lograr una llave para destrabar y dar motor a tantas capacidades, que significarán desarrollo en diferentes territorios del país. 

Encuentros. Otra señal positiva es que convocados o no por el Gobierno, los sectores del trabajo y del empresariado deciden juntarse y buscar caminos comunes. Hoy todavía todo es discurso en pasillos y aulas (virtuales) de los espacios de encuentro....pero en la sopa de incertidumbre, uno se agarra de cualquier chispa para alimentar el fuego de la esperanza. Y chispas hay. En la UCA esta semana jóvenes sindicalistas y de organizaciones gremiales empresariales de todo el país, dejaron expresado que están dispuestos a dar juntos la pelea del desarrollo, a encontrar el camino. Lo dijeron. Se habló de una "generación de amigos". Si, claro, en la sopa de la incertidumbre podemos alimentar el esceptisimo. Pero el fuego de la esperanza se aviva con esas voces. Da para creer. 

Reforma. Una reforma judicial que todos los argentinos (salvo quizás la gran familia judicial) sabemos que necesitamos. Que uno de los poderes más debilitado en los años de democracia ha sido ese. Sin embargo, la reforma es sospechada de hacerse para generar impunidad. Sin los resortes políticos necesarios para que sea fruto de un gran acuerdo, se mancha la idea y el propósito. Y todo dice que va al naufragio. La oportunidad puede o no ser propicia, pero lo que la mata es la sospecha, no el tiempo. Que en todo caso, podría ser propicio para que nos pensemos más profundamente y acordemos lo necesario. Esta claro que no es fácil gobernar en coalición, Pero las reformas importantes tiene una dificultad mayor pero necesaria, necesitan negociarse con la otra parte. Porque son para Argentina, no para una colación política. Y todos somos Argentina. 

Un camino. Para terminar la semana, una reflexión a quienes nos conducen. La población argentina fue acompañando la decisión de las autoridades en la emergencia sanitaria. Es peligroso asignar la flexibilidad que se percibe en las calles solo a la irresponsabilidad de los ciudadanos. Para los que nos mantenemos confinados y no nos animamos a salir si no es con permiso, expresiones de desconfianza a nuestro esfuerzo desalientan. Y siguen alimentando esa incertidumbre que da esta pandemia. Que no sabemos bien aun por donde puede entrar este virus, qué es lo que sirve y si estamos haciendo bien o no. 

Necesitamos la certeza de un camino, de un horizonte y de un rumbo. Pero si eso no es posible (no hay voluntad detrás del virus!), necesitamos que quienes comunican y quienes dirigen, dejen de alimentar esta pegosa incertidumbre. 

*Politóloga. Directora de la Escuela de Política y Gobierno de la UCA.

Fuente: Perfil

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