El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se mostró inclemente este jueves ante la crisis sanitaria de su país luego de que superara a China en cantidad de muertes a causa del coronavirus. Además, volvió a desestimar los efectos de la pandemia al decir que no puede hacer "milagros" para evitar los fallecimientos.
"¿Y a mí qué? Lo lamento. ¿Qué quieren que haga? Así es la vida. Soy Messias, pero no hago milagros", le dijo Bolsonaro a periodistas acreditados en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial, al hacer un juego de palabras con su segundo nombre.
Fue el peor día para Brasil en la pandemia: 474 personas murieron en las últimas 24 horas y los fallecidos alcanzaron 5.017, superando la cuenta de decesos de China.
En forma paralela, el ministro de Salud, Nelson Teich, reconoció que hay un "agravamiento de la situación", sobre todo en ciudades con colapso en las unidades de terapia intensiva, como Manaos, capital del estado norteño Amazonas, y en la ciudad de Río de Janeiro.
Bolsonaro habló con la prensa sobre temas políticos y adjudicó al ministro Teich hablar de la pandemia "porque es el especialista". Sin embargo, se negó a calificar la advertencia que hizo su principal aliado en el mundo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que afirmó que Brasil está yendo en otra dirección que otros países de Sudamérica en la lucha contra la pandemia.
"Cada país es una realidad, no estoy de acuerdo ni en desacuerdo", dijo sobre Trump. Pero volvió a minimizar la pandemia, a la que había calificado como "gripecita" hace un par de semanas.
"Lamento la situación que estamos pasando, nos solidarizamos con las familias que perdieron a sus seres queridos, en gran parte ancianos, pero es la vida, mañana me tocará a mí; lógicamente queremos una muerte digna y dejar una buena historia en el pasado", afirmó.
Bolsonaro insistió en que el virus "va a afectar a 70% de la población" y que morirán los que tengan otras enfermedades, sobre todo los ancianos.
"Lamentablemente es la realidad, muertes habrá, nadie negó eso", dijo el presidente, quien combatió desde el inicio las medidas de cuarentena y aislamiento social que tomaron gobernadores e intendentes.
El estado San Pablo, que concentra 45% de los casos, lanzó un alerta para que la población se quede en sus casas ya que en la capital homónima y en su cordón industrial la ocupación de terapia intensiva era de 80%.
Zonas de favelas tienen sus hospitales colapsados en el norte y el este de la ciudad de San Pablo, la mayor urbe de Brasil y América del Sur.