Brasil aumenta la cantidad de casos de contagiados y aunque parezca la actitud más imprudente del mundo, ocho estados decidieron flexibilizar la cuarentena y abrieron iglesias, centros comerciales y hasta gimnasios. A un mes del confinamiento dispuesto por la mayoría de los gobernadores pero no por la administración federal, ciudades muy importantes del país iniciaron una reapertura gradual de la actividad comercial en consonancia con la presión que Jair Bolsonaro viene ejerciendo para reactivar la economía.
Más de la cuarta parte de los estados federados decidieron relajar las medidas de distanciamiento y aislamiento social vigentes desde hace cerca de un mes para frenar el impacto del coronavirus, que ya provocó 45.757 confirmados y 2.906 muertes, según informó el Ministerio de Salud, aunque especialistas estiman que la cantidad de casos es mucho mayor.
Mientras las cifras oficiales indican que la curva de contagios sigue en aumento y se espera que la situación se agrave en las próximas semanas, los gobernadores de Río Grande do Sul, Santa Catarina, Goiás, Espírito Santo, Paraíba, Sergipe, Tocantis y Brasilia, comenzaron a flexibilizar la cuarentena.
En Santa Catarina, por ejemplo, ya abrieron las iglesias, los gimnasios y hasta los centros comerciales, mientras en Brasilia lo hicieron las ópticas y los negocios de electrodomésticos.
Los gobernadores implementaron medidas de precaución tales como horarios limitados, mantener la distancia de 1,5 metros entre personas y mesas de los restaurantes, junto a medidas de higiene accesibles en áreas de uso común. Además, los clientes no podrán probarse ropa, accesorios como joyas, calzado y cosméticos. Sin embargo, las fisuras en la seguridad comenzaron a salir a la luz.
Durante la reapertura del centro comercial de Blumenau, la tercera ciudad del estado Santa Catarina con más casos de coronavirus solo por detrás de Florianópolis y Joinville, se registró una aglomeración de personas, entre ellas adultos mayores y niños, consignó el diario O Globo.
En contraposición, el gobernador de San Pablo, Joao Doria, anunció su intención de comenzar a evaluar la flexibilización "gradual, heterogénea y segura" después del 11 de mayo, cuando termine la última prórroga de la cuarentena.
San Pablo, el estado más poblado del país donde viven unos 46 millones de personas, seguía siendo el epicentro de la pandemia, con 1.134 muertes y 15.914 casos confirmados hasta esta tarde.
El llamado Plan San Pablo incluirá una serie de autorizaciones para empresas y comercios que podrán reanudar sus actividades en cada municipio y las condiciones bajo las cuales deberán hacerlo. En tanto, el gobernador de Río de Janeiro, el segundo estado más castigado por el coronavirus con 490 muertos y 5.552 contagiados, discutirá mañana una posible flexibilización.
Por otra parte, el alcalde de la capital del estado Amazonas, Manaos, Arthur Virgílio, informó que el sistema de hospitales públicos de la ciudad está colapsado, según el portal de noticias G1, de la cadena Globo.
Amazonas tenía 2.270 casos confirmados y 193 muertes, la segunda peor tasa de infección en el país y una mortalidad por encima del promedio nacional, según el boletín más reciente del Ministerio de Salud.
Desde el brote de la pandemia en esta región, los sepelios se triplicaron y el movimiento en el cementerio más grande de Manaos demuestra que las cifras son mucho mayores que las que recogen las estadísticas del gobierno regional, señaló Neto. Además, advirtió que Manaos se encuentra en una situación de "calamidad pública".
Con 1,8 millones de habitantes, la capital de Amazonas concentra cerca de la mitad de la población del estado, donde las condiciones sanitarias en la mayoría de los municipios son precarias y la infraestructura hospitalaria es casi inexistente.
Recientemente, debieron colocar frigoríficos en las inmediaciones de uno de los hospitales para guardar los cadáveres, luego que trascendieran imágenes en las que se veían a pacientes con coronavirus siendo atendidos a escasos metros de los cuerpos sin vida.