El ayuntamiento de Nueva York abrió en un cementerio municipal una gran zanja como fosa común para los cadáveres de fallecidos por coronavirus que lleven días sin ser reclamados por ningún familiar o pertenezcan a familias demasiado pobres para permitirse los gastos funerarios.
Las imágenes de los operarios municipales metiendo ataúdes amontonados en hileras dentro de la misma fosa, que va cubriéndose de tierra conforme llegan los fallecidos, recorren el mundo y ponen de manifiesto el capitalismo salvaje que pone en práctica Estados Unidos. Están enterrados en una trinchera larga y estrecha abierta por máquinas excavadoras. Según las autoridades locales, se están abriendo dos más por si fueran necesarias ante la avalancha de muertes que sufre la ciudad.
En condiciones normales, unos 25 cuerpos a la semana son enterrados en este cementerio público de Hart Island, una isla cercana al barrio del Bronx, que habitualmente se usa para personas cuyas familias no pueden pagar un funeral. Los entierros ya no se hacen un día a la semana sino cinco días a la semana y llegan alrededor de 24 cadáveres al día.
El estado de Nueva York registró ayer 799 muertes por coronavirus, un nuevo máximo diario que envía una nueva señal de alarma al resto de EEUU, donde los hospitales se apresuran a buscar camas y respiradores para sus unidades de cuidados intensivos. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ofreció en una rueda de prensa los nuevos datos de fallecidos, que en total superan los 7.000 en todo el estado, y anunció que se contratarán a empleados de otras funerarias para poder lidiar con el volumen de cuerpos, que ya ha colapsado las morgues.
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En EEUU, donde viven 330 millones de personas, solo hay 19.400 camas disponibles en las unidades de cuidados intensivos y al menos 20 de los 50 estados del país no tienen los recursos para atender a los pacientes más graves, de acuerdo a datos de este jueves de la Universidad del estado Washington.