Pekín todavía no es Wuhan, pero hay partes que se le van pareciendo. Conforme crece el número de infectados, las autoridades están aplicando una batería de medidas de control cada vez más restrictivas para frenar un brote que ha puesto en alerta máxima al centro político y simbólico del país. El secretario del Comité Municipal de Pekín, Cai Qi, dijo que la situación es "crítica" y el control y la prevención son la máxima prioridad.
Como ya sucedió en la zona ce ro de la pandemia, las restricciones en Pekín se endurecen de un día para otro. Ayer, numerosas escuelas e instalaciones deportivas amanecieron cerradas al público. Las personas consideradas de alto riesgo -casos confirmados o sus contactos- tienen prohibido abandonar la ciudad, medida extensible a taxis y algunos servicios de autobús interprovinciales.
Se han instalado vallas de metal de dos metros de altura para sellar el acceso a 29 comunidades de vecinos puestas en cuarentena, a las que ahora solo se puede pasar por un control de ingreso. "Pekín tomará las medidas más resueltas, decisivas y estrictas para contener el brote", dijo en otro alarde de voluntariedad el portavoz del gobierno municipal, Xu Hejian.
Aunque preocupan, por ahora las cifras no son alarmantes. Desde que se detectó el primer caso el jueves, el total de infectados relacionados con el brote del mercado de Xinfadi -el principal proveedor de fruta y verdura de la capital- ya asciende a 107 personas. Hasta ayer se habían realizado unas 200.000 pruebas a quienes lo visitaron desde el pasado 30 de mayo y a los vecinos de la zona.
También han surgido contagios relacionados con esa fuente en las provincias de Sichuan, Liaoning y Hebei, donde han adoptado nuevas medidas de seguridad. Por precaución, también lo han hecho diferentes gobiernos locales como el de Shanghai, que han impuesto cuarentenas obligatorias de 14 días para todos los que lleguen de Pekín. Según Wu Wunyou, epidemiólogo del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, los tres próximos días serán cruciales para controlar el brote.
Mientras, los equipos científicos se esfuerzan por dar con el origen de un brote que ha vuelto a poner en el punto de mira los mercados chinos. En Pekín se han intensificado las inspecciones en las lonjas de productos frescos así como en supermercados y restaurantes.
Según los datos preliminares, la secuencia genética de la cepa detectada no es la misma que la identificada hasta ahora en China, con algunos científicos abrazando la idea de que proviene de Europa. Sobre su aparición en el mercado, las primeras informaciones apuntaron a su presencia en una tabla de cortar salmón, por lo que China cortó de raíz las importaciones y lo retiró de los estantes. Sin embargo, en las últimas horas ha ido cobrando peso la teoría de que los rastros detectados procederían de una persona infectada que trabajó o visitó las instalaciones. "No creo que esa (la del salmón) sea la hipótesis principal. Pero necesita ser explorada", dijo al respecto Mike Ryan, jefe del programa de emergencias de la Organización Mundial de la Salud.
Tampoco se mostró a favor de esa teoría Yang Zhanqiu, director del Departamento de Patógenos de la Universidad de Wuhan. En una entrevista con el diario estatal Global Times , apuntó que la cepa de Pekín es, probablemente, más infecciosa que la de Wuhan. "Que haya distintos genotipos puede provocar que una futura vacuna sea menos efectiva o incluso ineficiente por completo -advirtió-. Por eso debe desarrollarse para que funcione con cepas que circulan tanto en China como en Europa, lo cual complica su diseño".
Por encima de todo, el brote demuestra lo difícil que es contener este virus incluso en los lugares que mejor han gestionado la crisis y que, como Pekín, han sido capaces de encadenar varias semanas seguidas sin ningún caso.