El gobierno del presidente Jair Bolsonaro lanzó una campaña publicitaria para pedirles a los brasileños abandonar la cuarentena y otras restricciones por la pandemia del coronavirus, y abrir empresas y comercios, en un enfrentamiento abierto y ahora oficial contra los especialistas de salud, gobernadores e intendentes.
La campaña se llama "Brasil no puede parar" y fue lanzada inicialmente en las redes sociales del senador Flavio Bolsonaro, hijo del presidente e investigado por lavado de dinero y desvío de fondos públicos de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro.
Un video mostrando a brasileños de todas las profesiones y clases sociales fue utilizado para sostener el discurso de Bolsonaro de eliminar las cuarententas, mientras el propio Ministerio de Salud advirtió ayer que se espera un abril "tormentoso", en alusión a que el mes que viene será el mayor pico de casos de coronavirus.
Entidades de camioneros y empresarios de ultraderecha en varias ciudades de Brasil realizaron en la noche del jueves protestas con sus vehículos pidiendo abrir comercios: una de las más divulgadas fue una manifestación en la avenida costanera de Balneario Camboriú, en Santa Catarina, estado donde Bolsonaro venció con el 65% de los votos en 2018.
Para este fin de semana fueron convocadas protestas en vehículos en casi todas las capitales por parte de grupos bolsonaristas que defienden la posición del mandatario de aislar apenas a las personas de grupos de riesgo.
El presidente viene realizando convocatorias a la población para no entrar en "pánico" calificando de "gripecita" al coronavirus, que hasta ayer, a un mes del primer caso, había matado a 77 personas, según los registros oficiales.
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El mandatario rompió con gobernadores aliados pero está usando la maquinaria pública del gobierno central para convencer a algunas ciudades, como la capital de Río de Janeiro o estados frágiles como los amazónicos Rondonia y Roraima, de reanudar actividades, en contra de las recomendaciones de las secretarías estaduales de Salud.
El presidente se enfrenta a los gobernadores que declararon cuarentena, sobre todo a lo de los estados que concentran la mayor cantidad de enfermos, Río de Janeiro y San Pablo.
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Bolsonaro fue derrotado anoche en el Congreso: su propuesta de dar 200 reales (41 dólares) a los trabajadores informales fue modificada por la Cámara de Diputados, que dio media sanción a una ayuda de 600 reales (120 dólares) que se extenderá a 1.200 reales (240 dólares) para madres jefas de hogar.
El gobierno aún no oficializó su paquete de ayuda luego del escándalo generado el lunes, cuando Bolsonaro publicó por decreto y -luego retiró- que los empresarios podían dejar de pagar sueldos por cuatro meses al trabajador, que tampoco no recibiría compensaciones del Estado.
Bolsonaro, cuyo gobierno tiene más de 15 infectados por coronavirus, ayer se negó a mostrar los análisis para Covid-19 con este argumento: "Mi palabra vale más que un papel".