El Posadas: Paradigma de vivir en la Argentina

Nació como parte de los planes quinquenales del apogeo peronista. El proyecto original emanó de la misma fundación Eva Perón pero demoró décadas en funcionar plenamente. Tuvo varios hermanos gemelos pero él es el único que sigue en pie.

 

El mármol del piso y el del recubrimiento de las paredes contrasta con el aglomerado que conforma los consultorios. Lo que fue diseñado como un centro asistencial especializado en enfermedades respiratorias y torácicas a mediados de la década del 50 se convirtió con el devenir de los años, las administraciones y los gobiernos, en un hospital general de agudos y en el refugio de enfermos y necesitados.


Paradójicamente, siendo un hospital inmenso y con todas las especialidades, con siete pisos de altura, uno de los más grandes del Conurbano, ante la epidemia de Influenza “A” volvió a sus orígenes. Hoy es el único centro del país preparado para hacerle frente a la epidemia y uno de los pocos que puede, por si mismo, reconocer y diagnosticar el virus H1N1, sin embargo, aun está muy lejos de lo que fue y de lo que puede ser.

 

A principio de mayo, cuando la gripe ingresaba por Ezeiza desde los países que ya la padecían el Posadas fue elegido como el primer destino de las personas sospechosas de haber contraído la enfermedad. Desde aquel momento los administradores idearon una serie de reformas y modificaciones para poder enfrentar las contingencias de la mal llamada “gripe porcina”.

 

24CON pudo recorrer el hospital, todos sus sectores y la flamante Área de Enfermedades Pulmonares para adultos, la cual con poco más de 20 días desde que fue inaugurada, parece no pertenecer al resto del nosocomio.

 

Inundado en blanco y con un fuerte olor a alcohol, todo el sector que fue preparado para recibir a la Influenza cuenta con los elementos y las habitaciones necesarias para responder a la demanda. Camas ortopedias, sistemas de oxigenación, pantallas de LCD que indican las pulsaciones y respiradores artificiales computarizados, es parte del equipamiento de este nuevo sector del hospital.
 

Sin embargo, esa nueva área, que sorprende en su nivel tecnológico y en el estado de sus habitaciones, contrasta con el resto del hospital, donde falta mantenimiento e insumos. Los pasillos, con su mármol ondulado, gastado por el trajín de años de

servicio, permiten ver a simple vista filtraduras de agua en los pisos superiores, tomacorrientes amenazantes con sus cables al descubierto y puertas sólo apoyadas contra la pared ya que las bisagras desaparecieron. Alguna camilla sin ruedas interrumpe el paso mientras una silla de ruedas desvencijada con su paciente sentado arriba sube a un ascensor casi sin luz. Dos perfiles distintos pero que corresponden a un mismo lugar.

La nueva área responde a la urgencia con la que se debe responder ante la epidemia que atraviesa al mundo entero, el resto, mantenido a fuerza de pulmón por los profesionales y empleados del hospital, entre los mejores del país, sigue brindando una excelente asistencia a sus pacientes pero no deja de ser un reflejo de la realidad, alejada del apogeo que supo tener y de los fines con los cuales se diseñó.

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