El "Capo" de La Salada anticipa una desgracia

Jorge Castillo avanza entre los restos que dejó la batalla campal de la noche anterior. La policía vigila lo que parece una zona post guerra. “Esto es un quilombo”, le dice a 24CON antes de encarar la multitud de medios que lo espera. El administrador de Punta Mogotes, la feria más grande de Sudamérica, tiene una explicación para lo que ocurrió ayer, en la puerta de su negocio: “Quieren ocupar un lugar que no les pertenece”.

Un hombre con el ojo tapado, malherido, hablaba ante las cámaras y acusaba a Castillo de querer dejarlo sin trabajo. Él, dice, es un carrero que no quiere perder un empleo que mantiene hace años. Pero el cerebro del predio, que no se cansa de reconocer que tiene todo en regla y que la suya no es una feria ilegal, desmiente la versión del sujeto: “Ése es un transa, ni siquiera es un carrero. Qué se va a quedar sin trabajo si él vende droga, todo el barrio lo conoce”.

El problema nace, según Castillo, en que “hay gente que quiere usurpar" las veredas de su galpón. "Quieren quedarse con los frentes, que tienen un valor de 26 mil pesos mensuales, sin pagar nada. Lo que pasa es que los van a desalojar de donde están, porque en la ribera van a hacer una autopista (entre la calle de tierra y el Riachuelo, hay decenas de puestos). Pero esto va a terminar con una desgracia. Porque el que paga para tener el frente no le va a gustar que llegue cualquiera y ocupe el su lugar”, sentencia.

La Salada parece una bomba de tiempo. La explosión de la noche del martes fue un preludio de lo que puede venir. Reclamos de algunos trabajadores, uniformados y un dueño que no le teme a nada ni a nadie. Una mezcla que puede desembocar en un final indeseable: más violencia.