Pilar

"Me pegaron un tiro, me muero", le dijo su hermano tirado en el suelo

Comenzó en Olivos el juicio por el crimen de un Policía Federal de 22 años durante un robo. Un cómplice del acusado se ahorcó en la cárcel.

Un hombre comenzó a ser juzgado en la localidad de Olivos, partido de Vicente López, acusado de asesinar en 2010 a un efectivo de la Policía Federal delante de su madre y dos sobrinas, durante un intento de robo. Orlando Raúl Monzón, de 25 años, es el único imputado en la causa por el crimen de Diego Emmanuel D´Andreis, ya que el sindicado como su cómplice, Sergio Gauna, se ahorcó con un cable en el baño del calabozo donde estaba alojado.

Durante la primera jornada del juicio, declararon Amalia Fernández y Cristian De Andreis, la madre y el hermano del agente asesinado a balazos en agosto de 2010, cuando guardaba su auto en el garaje de su casa de Pilar.


El debate, a cargo de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOCF) 2 de San Martín, Héctor Sagreti, Daniel Petrone y Daniel Cisneros, comenzó en una pequeña sala sin público ubicada en Ugarte 1735, de Olivos.

Luego de que, por recomendación de su abogada, Monzón se negara a declarar, el Tribunal abrió paso a la ronda de testigos y convocó a la madre de De Andreis, quien relató que la noche del hecho escuchó desde su casa que su hijo llegaba, activaba la alarma del auto, daba unos pasos rápidos y luego oyó un disparo.

Según la mujer, al salir, vio a los dos delincuentes, “uno parado y el otro inclinado pateándolo a Diego, moviéndolo”. “El que lo pateaba y lo revisaba, creo que buscaba el arma”, dijo Fernández, y agregó que, en su opinión, ese fue el objetivo de los asaltantes, porque “no le robaron ni la cadena de oro, ni 400 pesos que tenía en la billetera, ni las llaves del auto”.

Según la mujer, al ver a su hijo en el piso, gritó y llamó la atención de los ladrones, uno de los cuales -al que identificó en rueda de reconocimiento como Monzón- la apuntó con su arma, le apoyó el cañón en la frente y le dijo: “Metete adentro, hija de puta, porque te mato a vos también”.

Luego, recordó la mujer, ingresó en la casa, llamó por teléfono a su hijo Cristian, quien vivía a pocos metros del lugar y también es miembro de la Policía Federal, tras lo cual salió nuevamente y vio a los delincuentes que “iban caminando por el medio de la calle peleándose por algo”, que creía “era el revólver” (por la pistola Bersa 9 milímetros de D’Andreis).

Luego de Fernández, fue el turno para declarar del hermano de la víctima, quien quebrado por el llanto relató cómo al llegar al lugar encontró a Diego en el suelo y ensangrentado que le decía: “Me muero, me pegaron un tiro, me muero”.

El testigo afirmó además que su hermano llevaba “una tricota con el escudo de la policía”, por lo que creía que los delincuentes sabían que se trataba de un agente.

“Después de todo esto aparecieron dos personas en casa, me pintaron la casa, amenazaron al testigo”, dijo en referencia a que sufrieron intimidaciones por parte de “un primo” del imputado, por lo que decidieron mudarse del barrio.

El hecho que llega a juicio ocurrió cerca de las 0.30 del 4 de agosto de 2010, cuando De Andreis, de 22 años, regresaba a bordo de su automóvil Ford Ka a su casa ubicada en Los Caldenes 1052, en la localidad de Manuel Alberti, partido de Pilar, tras prestar servicios en la comisaría 35 porteña.

El agente, quien estaba vestido con parte de su uniforme y una campera particular, ingresó el auto al garaje de su casa y cuando se aprestaba a cerrar el portón de ingreso fue sorprendido por dos jóvenes armados que lo amenazaron con fines de robo. Luego de robarle a De Andreis su pistola reglamentaria y su celular, los asaltantes huyeron del lugar a la carrera.

El agente fue auxiliado por sus familiares y por la policía que llegó al lugar y luego lo trasladó al Hospital de Malvinas Argentinas, aunque murió cuando era intervenido quirúrgicamente.

21 de junio de 2012

 

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