Crimen de la bailarina: Una mujer declaró que le vendió el arma homicida a Bellini
El dueño de Pinar dijo que la pistola era de su tía.
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La mujer temblaba. Ingresó a la sala nerviosa y con lágrimas en los ojos. Allí estaba quien había sido el jefe de sus jefes: Daniel Bellini, indiscutido dueño de la noche en el oeste del Conurbano. Trinidad del Carmen Ditzel, de 44 años, fue la primera testigo en declarar en la segunda audiencia del juicio contra el empresario, acusado de asesinar a su pareja Morena Pearson, de 23 años. La ex empleada aseguró que la pistola Heckler & Koch 9 mm con mira láser que terminó con la vida la bailarina el 21 de marzo de 2008 se la había vendido a Bellini cuatro años antes del hecho.
El testimonio de Ditzel se contrapone con la estrategia de la defensa que dice que el arma homicida era de la tía del empresario. La mujer trabajó como personal de seguridad para Bellini y actualmente se gana la vida limpiando casas en zona norte. Durante el debate, confundió fechas y lugares, sin embargo tenía papeles y constancias de lo que dijo.
Según declaró, el arma era de su marido, Enzo Sosa Torales, un ex policía que estaba preso. Explicó que decidió venderla porque necesitaba el dinero y pensó que el mejor lugar para ofrecerla era donde trabajaba: Pinar de Rocha. “Ahí había gendarmes retirados, ex policías exonerados, y agentes en función”, justificó la mujer, quien argumentó que se comunicó con la fiscalía porque después de la muerte de Morena, sus padres recibieron en su casa la sugestiva visita de “dos coches llenos de personas para que yo dijera que el arma se la había vendido a la tía”.
Roberto Babington, uno de los abogados de Bellini cortó en seco la exposición de la mujer en varias oportunidades advirtiéndole que podía incriminarse en un delito. La fiscalía interpretó el comentario como una amenaza y lo dejó asentado. Los fiscales también solicitaron que tanto la mujer, como su pareja y sus padres, fueran incorporados al sistema de protección de testigos.
Ayer también declararon Nicolás Pearson, hermano de Morena, y su mujer, Gabriela Andrea González: contaron que después de la muerte de la joven se mudaron de la casa en la que vivían, porque se sentían amenazados por Bellini.
3 de marzo de 2011
Fuente: Tiempo Argentino
