La diferencia esencial entre verdad y mito es que uno se puede comprobar y el otro no. Si las evidencias no existen, no deben derrumbarse ninguna de las dos. La interpretación será meramente personal.
La historia se remonta a principios del siglo pasado, cuando la única forma de documentar los hechos de manera gráfica era en fotos en blanco y negro, casi imperceptibles. El 1 de septiembre de 1913, Tigre alquiló un terreno ubicado en la calle Rocha, lindero al río Reconquista, en la zona de Rincón de Milberg. El pantanoso suelo de ese lugar fue rellenado para que el club construya allí su estadio. El 2 de diciembre del mismo año, la cancha estaba inaugurada.
Con el correr del tiempo, se ganaría el mote de "La cancha del lechero ahogado". Los años crearon miles de fábulas al respecto de ese nombre, que perduraron más allá del tiempo. No importa que el elenco azul y rojo se haya mudado, en 1936, a Victoria. La leyenda persiste, con algunas explicaciones coherentes y otras no tanto.
"Una vez, un socio fundador me dijo que ese nombre era porque en esa cancha tenían buenos resultados y mucha suerte. Buena leche, como se dice", le cuenta a 24CON Nazareno Scialpini. Pero el historiador, especialista por excelencia e hincha de Tigre, se apresura en derrumbar tal hipótesis: "Pero eso no puede ser. Ya que tengo todos los resultados de esa época y no transmiten tal suerte".
La leyenda no se modifica nunca. Siempre está ubicada en el mismo lugar, imperturbable. Lo que se le añaden son teorías falsas, que no molestan pero confunden.
"Una vez, me acercaron un recorte de un periódico de 1946 en la que había una entrevista a Victorio
Julio Micheli, un ex presidente. Él fue quien desbarató la hipótesis del socio fundador", asegura Scialpini, dispuesto a contar la verdad irrefutable.
"La fecha exacta se desconoce. El apodo de El Lechero Ahogado se lo otorgó un relator uruguayo, Antonio Palacio Zino", comienza el historiador: "Un día que había llovido, el Reconquista se desbordó. Entonces, un lechero que pasaba con su carro, ayudó a la gente que quería ir a la cancha para que cruce el puente. De repente, el ávido periodista vio que alguien salió despedido de ese carro y cayó en una zanja".
Aquel periodista comenzaba sus transmisiones haciendo referencia al "Lechero Ahogado". Ese mote hizo suponer los peores presagios. Aquel generoso lechero pudo perder la vida mientras le daba una mano a los hinchas de Tigre. Sin embargo, Nazareno Scialpini mantiene su calma: "Dicen que se mojó mucho".
4 de noviembre 2008