Se cansó y envenenó a los perros del barrio
Un vecino enojado se "encargó" de los animales que le molestaban. También mató a dos canarios.
La madrugada se transformó en muerte, para al menos 18 perros de Ezpeleta que el jueves pasado fueron envenenados por un desconocido que se cansó de verlos pasear por el barrio.
Los vecinos no sabían si debían creer la imagen que captaban sus ojos. Los más madrugadores, encontraron tirados sobre la vereda, a lo largo de dos cuadras, los cuerpos contraídos de los perros muertos.
Al frente de cada casa, la mascota de esa familia yacía quieta, inmóvil.
18 perros y dos canarios aparecieron muertos a lo largo de las calles Urquiza y 402 bis, de Quilmes. La conmoción se apoderó del barrio y una especie de velorio colectivo transformó la mañana en dolor. Hasta el momento no se encontró una explicación pero la mayoría de las hipótesis apuntan al envenenamiento ya que, si bien la mayoría de los perros tenían dueño, todos habían estado en algún momento de la noche en la calle minutos antes de morir.
Tras la primera incertidumbre, los vecinos radicaron la denuncia y llamaron a las autoridades municipales. Personal de la Secretaría de Medio Ambiente de Quilmes se presentó en el lugar para tratar de encontrar una respuesta, pero tras requisar el lugar no encontró alimentos en mal estado o desperdicios químicos en el barrio por lo que se fortaleció la idea del envenenamiento.
Desde el Centro de Zoonosis municipal, su directora, Samanta Bianchi, explicó a 24CON que se cree que se utilizó un veneno barato pero doloroso, “nosotros le realizamos la necrosis a un animal, para descartar que fuera rabia. Pero según lo que nos contaron los testigos, los perros murieron casi inmediatamente, sumidos en una contracción muscular generalizada. Uno de los venenos más utilizados es la succinilcolina, una droga barata para matar los animales, les produce contracción muscular y, finalmente, el animal fallece consciente, asfixiado. También se lo conoce como Estricnina, es la misma droga, y se consigue la ampolla por 4 pesos”.
Según explicó la especialista los perros murieron sumidos en un terrible dolor muscular.
El asesino les habría ofrecido algún alimento, quizás leche, que en su interior contenía la droga. Inmediatamente después de ingerir el veneno, el cuerpo del animal se comprime, las extremidades dejan de moverse y se endurecen.
Los pulmones empiezan a trabajar con dificultad, y las cuerdas vocales dejan de vibrar. Ante la falta de oxigeno, el perro trata de respirar peros los músculos, completamente duros y contraídos, no responden. Inevitablemente muere sumergido en un suspiro.
“En cuatro horas murieron todos los animales. Es un caso más de envenenamiento perpetuado por alguien que no quiere a los animales. Hace unas semanas recibimos la llamada de un vecino quejándose por los perros que andaban en la calle. Y pedía que vuelva la perrera, pero en Quilmes no hay perrera ni se sacrifican perros de la calle. Entonces quizás este vecino los envenenó. Es alguien que disfruta de matar los animales” finalizó Bianchi.
Los vecinos relataron sus impresiones a medios locales: “estaban todos muertos, sólo vimos uno que salió caminando medio tembleque y cayó fulminado a los pocos metros”; “No entiendo lo que pasó, pero fue fulminante. En minutos caían los perros rendidos. Alguien puso el veneno, ahora no entendemos con qué razón. Mis perros estaban en la puerta, salen y vuelven solos. Alguien los mató”; “sufrieron convulsiones y expulsaban baba de la boca”.
La presidenta de la Asociación Amigos de las Mascotas, Hilda Gavilán, explicó a 24CON como fue esa triste mañana de domingo: “amaneció con perros muertos, todas mascotas dentro de sus casas, uno solo era callejero. También murió un loro y otros pajaritos. Suponemos que fue algún veneno; Estricnina… Los dueños se fueron a acostar y se despertaron con ese cuadro. Se hizo la denuncia policial. Tenemos contabilizados 17 perros muertos. Dos o tres días después aparecieron otros perros muertos también, puede haber sido algo que quedó”.
“Los vecinos estaban todos enloquecidos. Fue un día de velorio, eran perritos que los tenían como hijos. Mucha tristeza, la gente no sabia que hacer con sus animales, no sabían si radicar la denuncia... Además tenían miedo por sus hijos, por los chicos, porque no sabían si había quedado más veneno tirado por ahí” apuntó la defensora de animales.
Hasta el momento no hubo una respuesta oficial sobre qué terminó con la vida de los animales, pero los vecinos cuidan hoy a sus mascotas y tratan de que cada noche duerman en el interior de sus hogares.
19 de octubre de 2010
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