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Cómo fue el calvario de 363 días que vivió River

De la tristeza del descenso con Belgrano al partido que le dio el campeonato, su camino lo marcó el sufrimiento. Los partidos clave y los momentos más difíciles.

El histórico camino de River Plate en la B Nacional, por primera vez en sus 111 años de vida, estuvo marcado por un rendimiento futbolístico irregular, con chispazos decisivos de sus individuales de primer nivel, pero con altibajos colectivos tiñendo de sufrimiento su final de certamen.

De la mano de Matías Almeyda, quien hizo sus primeras armas como entrenador, con las vueltas de Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, y las contrataciones clave a mitad de temporada del franco argentino David Trezeguet y de Leonardo Ponzio, River pudo sortear su obstáculo más difícil, producto de varios años de arrastre de inoperancia política.


Fue tal la revolución que ocasionó River en el interior del país, que puso en jaque a la AFA y a los organismos de seguridad, que después de cuatro años tuvieron que levantar la medida de no permitirle el ingreso a los hinchas de los equipos visitantes.

Aquel 26 de junio de 2011, River vivió el capítulo más oscuro de su historia, al perder la Promoción con Belgrano de Córdoba y caer a la segunda categoría en el mismísimo Monumental, escenario que se vistió muchas veces de fiesta para festejar títulos.

Esa jornada fría de invierno estuvo condimentada por graves incidentes dentro y fuera del estadio, por parte de hinchas que no lograban caer en un presente inimaginable para ellos y para tantas glorias que vistieron la camiseta de la banda roja.

De inmediato se comenzó con la restructuración y el presidente Daniel Passarella depositó en Almeyda, quien había integrado el plantel que sufrió el descenso, la confianza para tomar un equipo destruido anímicamente y que necesitaba levantarse rápidamente para volver a Primera.

Tras la confirmación de Almeyda como entrenador, el club repatrió a los delanteros Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, jugadores que brillaron y levantaron copas en otra época en la institución y que llegaban para dar una mano y ser los baluartes de una alineación en formación.

Junto con ellos arribaron Agustín Alayes, quien tendría un escaso periplo en el club por sus bajos rendimientos, Martín Aguirre y el uruguayo Carlos Sánchez, jugadores que venían de destacarse en el último campeonato en Olimpo y Godoy Cruz, respectivamente.

También fueron contratados el lateral Luciano Vella y el volante central Cristian Ledesma, otro que volvía a Núñez en una etapa de intrascendencia en su carrera al deambular por varios clubes.

Junto con ellos, Almeyda apostó a varios juveniles del club, como el arquero Leandro Chichizola, Luciano Abecasis y Lucas Ocampos, y apostó por respaldar a Nicolás Domingo y Rogelio Funes Mori, delantero cuestionado en el torneo que desembocó en el descenso, pero que sería decisivo en el tramo final para lograr el regreso a la A.

Así River salió a jugársela por primera vez en la B Nacional, venciendo a Chacarita en el Monumental para luego deambular por los estadios de Huracán y San Lorenzo después de que los organismos de seguridad suspendieran el escenario de Núñez por cinco fechas.

Y en ese momento el equipo se agrandó y logró recordados triunfos como las goleadas 7 a 1 a Atlanta, con tres tantos de Cavenaghi, 4-1 a Gimnasia en Jujuy, con un póker del 9, y 4 a 1 a Guillermo Brown, en Puerto Madryn, evidenciando su alto poder de fuego.

Pero, la escuadra de Almeyda demostró ciertas falencias en su línea defensiva, sobre todo ante rivales que le apostaron al "golpe por golpe". Así fue como empató agónicamente 2 a 2 con Defensa y Justicia y perdió 2-1 con Aldosivi y 2-0 frente a Atlético Tucumán, en el encuentro que marcó su vuelta al Monumental.

La excepción fue la caída 1 a 0 en Corrientes con Boca Unidos, un partido que dominó los noventa minutos, pero no tuvo eficacia para vulnerar el arco de Gastón Sessa.

El triunfo en Núñez ante Patronato 1 a 0 lo dejó en posición de ascenso al terminar el 2011, una ubicación que no perdería en toda la temporada. Pero quedaba en claro que necesitaba una renovación para adquirir mayor potencia ofensiva para afrontar la segunda etapa del certamen.

Por esta razón, arribaron a Núñez Trezeguet, jugador que se ganó el puesto a base de goles, y Ponzio, quien consiguió aplausos a medida que pasaron los partidos por brindarle al equipo solidez en la mitad de la cancha.

Además, en el arco, Almeyda cambió a Daniel Vega por Chichizola, quien tuvo buenas y malas siendo el "1" millonario.

El empate en Isidro Casanova ante Almirante Brown marcó el inicio del 2012,. En ese encuentro quedó en evidencia una falta de contundencia, que aportaría Trezeguet en las siguientes fechas.

Su grito más recordado fue el 1-0 sobre Instituto, líder en del torneo en ese momento. Un resultado que borró la inesperada caída contra Atlanta 1-0, en cancha de Vélez Sarsfield.

Pero, el problema que padeció River en la segunda parte del torneo fue la caída de sus individualidades y el no encontrar colectivamente la producción que el técnico pretendía.

Razón por la cual, el murmullo del público le jugó en contra y la tensión en cada encuentro, sobre todo en el Monumental, resultó un karma para los jugadores de la banda.

Con ese clima, a River se le escapó el triunfo sobre el final ante Guillermo Brown. El empate sin goles ante Rosario Central, en Arroyito, en un partido en que ambos no se lastimaron, mantuvo en posición de ascenso al elenco de Núñez.

En la antepenúltima fecha, ante Boca Unidos, River la sacó barata por no estar finos frente al arco los jugadores rivales y recién a pocos minutos del final, cuando los hinchas sufrían la frustración de no poder festejar, Rogelio Funes Mori metió un bombazo que hizo delirar a la multitud, en un cotejo manchado con sangre, por la muerte de un hincha en el ingreso a la popular local.

A una fecha del epílogo, River volvió a defraudar en su visita a Patronato en Santa Fe y cayó 1 a 0, en un partido clave para asegurarse más de la mitad del boleto a Primera.

El alma al cuerpo se la devolvió a River Chacarita, con su victoria impensada sobre Rosario Central, dejando al conjunto de Almeyda en la cima con Instituto y dependiendo de si mismo en la última jornada contra Almirante Brown.

River aprovechó el regalo de Central y consiguió el objetivo con el 2-0 sobre Almirante Brown en un Monumental, recortado y con su popular clausurada, y cerró así un camino que comenzó recto, pero que en su transcurso se le hizo sinuoso por sus nervios e inexperencia en la categoría.

 

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