Histórico: San Lorenzo se quedó con la Libertadores

El Ciclón conquistó su primera Copa al vencer 1-0 a Nacional. Ortigoza anotó el único gol, de penal.

El nudo en la garganta tardó 35 minutos en desatarse. Recién entonces el grito contenido tronó por el cielo del Bajo Flores. Y ahí sí, la fiesta se desató para no terminar jamás. Fue Néstor Ortigoza el encargado de ejecutar el penal más trascendental en la historia de San Lorenzo. Y lo hizo, fiel a su costumbre, con una jerarquía infalible. Gracias a ese tanto, el Ciclón finalmente pudo romper con su estigma. Logró gritar campeón de América. Fue 1-0 sobre Nacional en el Nuevo Gasómetro, para coronarse luego del empate logrado en Paraguay.

Poco le importará a los hinchas del Ciclón el desarrollo del partido que los consagró para siempre. El análisis, en medio de la efervescencia de los festejos, carece de sentido para el pueblo Azulgrana, dedicado íntegramente a celebrar las mieles de un éxito sin precedentes.


No fue sencillo vencer a Nacional. La igualdad sobre la hora que logró en Defensores del Chaco le infundió valor al conjunto guaraní, que salió al campo del Bajo Flores decidido a sorprender a su adversario. Así fue que al minuto de juego tuvo una nítida para abrir el marcador: Derlis Orué remató después de una serie de rebote y su remate dio en el palo izquierdo de Sebastián Torrico. Silvio Torales, tras una buena gambeta de Marcos Melgarejo, también probó desde afuera e hizo volar al guardameta Santo. Nervioso y sin ideas, San Lorenzo no podía quebrar la resistencia de su rival. Y Nacional, desinhibido, era más. Hasta que a los 34 encontró una oportunidad que no desaprovechó: tras un tiro de esquina Martín Cauteruccio conectó una media vuelta que dio en las extendidas manos de Ramón Coronel. Ortigoza cambió el remate por gol.

 

DELIRIO


En el complemento, San Lorenzo se plantó mejor y no pasó mayores sobresaltos. Neutralizó los intentos de su adversario, que perdió la intensidad y ya no inquietó tanto a Torrico. Incluso, pudo liquidarlo de contragolpe.

Con el correr de los minutos, el Nuevo Gasómetro se transformó en un hervidero. Una olla a punto de reventar de alegría. Y cuando Sandro Ricci pitó el final las lágrimas invadieron las tribunas. Desde el Pipi Romagnoli, que se despidió de su gente, pasando por Bauza hasta los miles de hinchas. San Lorenzo logró sacarse el estigma. Y gritó campeón de América.

 

13 de agosto de 2014

 

 

 

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