Victor Santa María fotografiado en la redacción del diario Perfil.
Santa María es el eficiente titular del sello PJ en CABA. Cuya principal función hoy es garantizar la proyección política de Horacio Rodríguez Larreta en el 2023, usando al peronismo como la "oposición designada" en la Ciudad. Tan fuerte es el vaciamiento ideológico del peronismo porteño bajo la conducción de Santa María, que por primera vez en su historia la cabeza de lista de Diputados será - casi con seguridad- para el radical alfonsinista Leandro Santoro. Un guiño al presidente Fernández (Santoro es uno de sus fieles) y al mismo tiempo una señal a Larreta de que la "granja" porteña está en orden, por lo menos desde la "cooperativa del 25%" como se la conoce en el ámbito político.
Sinuoso y ocultista, el millonario líder del sindicato de porteros está enfocado en sus negocios inmobiliarios como el de la venta de 62 mil metros cuadrados en los que planea construir en Palermo tres mega torres por un valor total de 160 millones de dólares. El proyecto, obviamente, cuenta con el ok de la Legislatura controlada por Larreta.
Pero Santa María es voraz. Entendió rápido que ser dueño de medios otorga un blindaje muy alto. En 2016 compró la plataforma seudo progresista de Página 12 y desde allí ensayó una "oposición ligth" en los primeros dos año de Macri presidente.
Pero en diciembre del ´17, el cristal se rompió. Horacio Verbitsky, la firma periodística más importante del diario a lo largo de 30 años, publicó el listado de los beneficiados con el blanqueo de capitales macrista y allí figuraba Gianfranco Macri.
El entonces Presidente presionó abiertamente a Santa María y el portero eligió. No había alternativas. O rodaba la cabeza de Verbitsky o la de él. Así fue como "El Perro" se acogió a un retiro no voluntario por el que cobró una indemnización de U$S 1.5M y se fue con su "Cohete a la luna". En diciembre del ´17 el macrismo aún soñaba con perdurar en el poder (días después sobrevendría la pueblada en el Congreso por la ley de jubilaciones que marcaría el comienzo del fin del gobierno anterior) y Santa María terminó por entender que si él quería sobrevivir y prosperar en los negocios, tenía que ser un socio funcional a los intereses del macrismo y el larretismo, que ya por entonces transitaban no siempre por los mismos andaniveles.
VÍCTOR SANTA MARÍA EN CANAL 9 (PABLO CUARTEROLO)
Por lo demás, la historia de Santa María y su zigzagueo permanente donde mezcla política con negocios, está perfectamente retratado en la nota que publicó ayer 14 de julio el diario web Informe Político y que a continuación 24con.com reproduce íntegramente.
Durante la presidencia de Santa María, el PJ de la Ciudad se consolidó como un partido sin aspiraciones, más que acceder al segundo lugar, el cual incluso llegó a perder. Condenado a no tener posibilidades de ganar y funcional a ese objetivo sin grandes aspiraciones; Víctor Santa María, condujo al PJ porteño a la desmovilización, mientras zigzagueaba en su relación con La Cámpora y armaba un ecosistema empresarial y mediático funcional sólo a sus propios intereses.
Con perfil bajo, luego de quedar en la posteridad como el único legislador de la historia de la Ciudad que debió renunciar a su banca por una causa judicial, en la que se investigaban supuestos hechos de corrupción en SUTERH, en la que se lo encontró responsable de administración fraudulenta de ese gremio por unos 13 millones de dólares, y que concluyó con el "portero" eyectado de la Legislatura con aceptación unánime; Santa María expandió sus influencias buscando cobertura en el ámbito mediático e incluso en el futbolístico, desde la conducción de Sportivo Barracas, a la que accedió obteniendo insólitamente el 100% de los votos de un llamativo padrón.
Desde su ingreso en la política en 1989, gracias a la ocupación del cargo dinástico al frente del Suterh (conducido por el abuelo y el padre del actual titular casi desde su misma fundación en 1942, cuya Secretaría General ocupa Víctor hace 32 años), el actual empresario de medios fue escalando dentro del peronismo porteño, siempre con una ambigüedad en sus posicionamientos, lo que le ha permitido integrar listas con el ex ministro de Economía Domingo Cavallo y el actual secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz, tanto como ser uno de los responsables del acercamiento de las organizaciones políticas provenientes de la izquierda como Patria Grande a la órbita del Frente de Todos, o compartir lista con la apologeta de la dictadura Elena Cruz.
En esa línea, su sinuoso rol de empresario mediático incluye gestionar esa nave insignia del progresismo que supo ser el diario Página 12, al tiempo expandir el control con mano de hierro y fuertes políticas antisindicales en el multimedios del Grupo Octubre, que además del diario cuenta entre sus propiedades a Canal 9, la radio AM 750, cuatro FM (Aspen, Malena y FM Palermo I y II), la flamante señal de noticias Información Periodística, la cual suele medir habitualmente 0 puntos de rating; a lo que se suma la reciente adquisición de la firma VPM, la cual se dedica a la publicidad en vía pública, terreno de otro albertista, «Pepe» Albistur, quien no mira con simpatía el desembarco del portero sindicalista en el rubro.
No obstante, maquinaría mediática lejos está de ser puesta al servicio del partido que condujo hasta comienzos de año, siempre se abocó a sus intereses personales, como quedó en evidencia hace unas semanas, cuando Canal 9, quien tiene como Gerente de Contenidos a un hombre de su riñón, Sebastian Rollandi, lanzó una operación contra el ministro de Deportes, Matías Lammens, por una deuda de 30 mil dólares de su paso por la presidencia de San Lorenzo.
"No tiene reparos en operar a un ministro puesto por su amigo Alberto Fernández", graficaron desde la cartera de Turismo y Deporte, a la vez que minimizaron el hecho el cual redujeron a un pase de facturas por las tensiones surgidas entre Lammens y la mujer de confianza de Santa María, Gisela Marziotta, cuando ambos compartieron fórmula en 2019.
No obstante, su convivencia más tensa es con el kirchnerismo duro: La relación con Cristina Fernández nunca se recuperó desde que el propio Néstor lo señalara como un "traidor" en el año 2010 cuando se negó a hacer campaña para Carlos Heller y y tuvo un polémico acercamiento con Francisco De Narváez, quien el año siguiente haría una pésima elección, pese a venir de un 2009 arrollador de la mano de "Alica-Alicate" y el supuesto plan que tenía para la inseguridad.
Juntos. Víctor Santa María y Horacio Rodriguez Larreta, en una presentación en el Gobierno porteño.
"Es un traidor" habría dicho Néstor, en su último año vivo, mientras muchos de los que lo habían acompañado hasta ahí empezaban a bajarse del barco, en medio de las tensiones con el campo producto de la 125 impulsada por Martín Lousteau, ministro de Economía K por aquellos días.
Incluso, por esos días, desde el kirchnerismo duro lo señalaban como quien instigó, junto con Hugo Moyano, una escalada en la discusiones salariales que esmerilaron al por entonces Frente para La Victoria. La misma, desembocó en una serie de juicios millonarios a las cámaras que nuclean a los administradores de edificio, contraparte de los encargados, dinamitando las ya por entonces pocas simpatías del electorado porteño, al cual supuestamente debía seducir como presidente del peronismo de la Ciudad.