El último año la economía pasó un test muy singular, porque pese a las severas turbulencias de los mercados, el fracaso de todos los pronósticos de actividad, inflación y devaluación, que se sintetizaron en la vuelta a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, los agentes económicos, empresas y familias, no perdieron la confianza en el sistema financiero.
Un indicador elocuente de esa confianza fue que pese a la caída de la demanda de pesos y el aumento neto de la compra de dólares en unos USD 17.500 millones, las empresas y familias no sólo no retiraron sus divisas del sistema financiero, sino que, por el contrario, incrementaron sus saldos netos en depósitos en bancos, en su mayor parte a la vista.
Según la serie diaria del Banco Central, en el último mes se alcanzó un pico histórico de imposiciones en moneda extranjera por parte del conjunto del sector privado de USD 29.177 millones el primer día hábil posterior a la Navidad, y cerró el mes con un promedio de USD 28.587 millones.
En todo caso, la diferencia con 2017, donde la actividad se recuperó de la caída previa, se desaceleró la inflación y el peso se apreció, fue que el aumento neto de los depósitos en dólares en bancos atenuó el ritmo de aumento de USD 4.200 millones a poco menos de USD 3.000 millones.
Desde la crisis de la convertibilidad, cuando se alcanzó un récord de depósitos en dólares de poco más de USD 49.071 millones en junio, se produjo una licuación brutal con la pesificación asimétrica de principios de 2002 a USD 11.000 millones y luego una fuga sostenida hasta 2003, cuando se redujo a menos de USD 1.700 millones en el promedio de cierre de ese año.
A partir de entonces, y acompañando el ciclo de "normalización" de la situación macroeconómica se observó una recuperación gradual, pero sostenida hasta USD 14.833 millones el 28 de octubre de 2011 cuando la ex presidente anunció el cepo cambiario y las restricciones a las importaciones, que provocó una fuga casi masiva, hasta un mínimo de USD 6.594 millones en abril de 2014.
El gradual cambio del escenario electoral redundó en una paulatina recuperación hasta USD 8.961 millones, cuando asumió la presidencia Mauricio Macri, el 10 de diciembre de 2015, para luego iniciar una aceleración en 2016 luego de que el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, desarmara las abultadas operaciones de ventas de dólares a futuro del gobierno anterior, y la dupla Alfonso Prat-Gay y Luis Caputo, entonces ministros de Economía y de Finanzas, lograron dar fin al conflicto con los holdouts, los depósitos en dólares volaron hasta un pico de 21.492 millones en diciembre de ese año.
La mayor oferta de depósitos en dólares tuvo sus efectos expansivos sobre el mercado depréstamos a empresas vinculadas directa o indirectamente con la generación de divisas a través de las exportaciones.
La serie del Banco Central registró un pico en el período posterior a la caída de la convertibilidad sobre el cierre de 2011 con USD 9.539 millones, pero luego la política cambiaria del gobierno de Cristina Kirchner desalentó el comercio exterior y produjo cancelaciones netas de crédito, hasta un mínimo de USD 2.904 millones en el promedio de diciembre de 2015.
A partir de ahí, con la liberación del mercado de cambios, la eliminación de gran parte de las retenciones sobre las exportaciones y la apertura al mundo, se inicia un ciclo sostenidamente alcista de los préstamos en moneda extranjera a un máximo de USD 15.514 millones en el promedio del último mes de 2018, y un pico puntual de USD 15.633 millones el 17 de diciembre.