La ciudad de Guatemala sigue conmocionada por el extraño y enorme cráter que apareció después de la tormenta que provocó el huracán Ágatha. Científicos locales ya están investigando el origen del fenómeno, de 20 metros de diámetro y cerca de 60 de profundidad, y sostienen que se formó, en principio, cuando las napas subterráneas de un arroyo se inundaron tras la tormenta para después secarse, dejando demasiado quebradizo el suelo.
Lo más llamativo del asunto es que la misma teoría fue esbozada hace tres años, cuando otro hueco muy parecido a este también sorprendió a los pobladores.
Alejandro Maldonado, secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), informó que inspeccionan con un radar de penetración de suelos el agujero, para determinar si existen problemas similares en las áreas aledañas.
En este sentido, el mandatario expresó: “Es evidente que en ese sector el colector del arroyo es un problema, porque es muy viejo. Para transformarlo, se requiere un buen análisis. Si pudiera estar colapsado, la solución no es sólo rellenar, sino que hay que buscar una solución de fondo”, agregó.
Además, la Conred envió a dos geofísicos para que estudien el hundimiento, cuyo resultado preliminar será revelado en algunos días.
David Monterroso, uno de los geofísicos, declaró a la prensa: “De entrada puedo decir lo que no es: no es una falla geológica y no es producto de un sismo. Hasta allí es lo que sabemos. Vamos a tener que descender (en el agujero)”.
Y añadió: “De manera natural, un círculo tan perfecto en la tierra solo se forma cuando hay una oquedad debajo, como una caverna”.
Por su parte, Maldonado adelantó que tiene previsto rellenar el agujero con lodocreto, en un proceso similar al empleado en otro hundimiento que se formó en la zona 6 en febrero del 2007. Aunque previamente debe estudiar el informe que presenten los especialistas.
La historia se repite
El hoyo formado hace tres años tiene una gran similitud con el nuevo: ambos son impresionantes simas que se abrieron de forma súbita. El de 2007 tenía 100 metros de profundidad y, según se dijo entonces, se tragó una docena de casas y mató a tres personas, mientras que el nuevo no provocó ninguna víctima.
La perfección y profundidad del primer agujero ya había despertado todo tipo de teorías y, al igual que en el caso reciente, hasta hubo quien lo atribuyó a la presencia de una base de ovnis.
Sin embargo, la explicación geológica más confiable atribuye el fenómeno a la llamada “erosión kárstica”, es decir, como consecuencia de las corrientes subterráneas de agua – en este caso, arroyos – que horadan la piedra caliza y terminan por provocar un derrumbe masivo.
Ante la alarma que despertó la repetición del proceso, algunos ya piensan lo peor. Pero los expertos ponen paños fríos a la situación y aclaran que esto no significa que Guatemala esté a punto de ser tragada por un gigante abismo. Simplemente se halla en una zona propensa a este tipo de hundimientos, que son los mismos que dan lugar a los denominados “cenotes” en otras partes de América.
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