River arrancó con las ganas de meterse en partido rápido y ayudado por el equipo de Unión que le regaló terreno y pelota, el primer cuarto de hora se disputó cerca de Nereo Fernández. Un centro de Borré tras una buena gambeta y el posterior frentazo afuera de Pratto ilusionaron. Más aun cuando Quintero apiló rivales y sacó un zurdazo que se fue muy cerca del travesaño. Parecía que el Millo encaminaba la superioridad, pero duró poco.
Pasado ese sacudón, Unión se soltó, presionó más y espantó a los volantes y delanteros de River de la zona de peligro y no se quedó con eso porque se animó. Troyansky dejó parado a Pinola y no pudo darle duro al balón frente a Armani y con esa acción se dieron cuenta que se podía defender y atacar.
Por eso pasada la media hora cuando el equipo del Muñeco ya estaba confuso y trabado, el equipo de Madelón tuvo un penal a su favor. Sibila llegó mal y tarde y le hizo falta a Yroyanski que estaba algunos centímetros afuera del área pero fue penal para el juez. Fragapane le dio fuerte y cruzado para un 1-0 que se justificó más por lo poco que hizo River que por lo bueno de la visita.
Ni el tiro del final le salió a la Banda, porque cuando en una de las pocas llegadas colectivas buenas, Pratto pudo empatar y le pegó casi que con un diario. El primer tiempo se consumió con una imagen muy pobre del equipo campeón de América.
La parte final fue un calco del primero por el arranque con River yendo y Unión esperando. Lo tuvo River de nuevo en una clara de Borré que se la tocaron de atrás y casi es gol en contra y al rato Palacios buscó de afuera y la pelota pasó cerca. Las buenas intenciones duraron poco tiempo y entonces Gallardo movió el equipo para sumar gente en la zona media y defender con línea de tres.
Esta vez la idea no resultó positiva y el sistema defensivo le generó problemas. Lo superaron a Sibile que había quedado de stopper por la derecha lo perdió a Cuadra y el abc del fútbol siguió con un centro atrás, la llegada de un volante Zabala y gol de Unión. River estaba mal y el Tatengue se aprovechó para golpear nuevamente.
Luego cuando todo pintaba para terminar, Quintero, tiró un zapatazo casi por obligación y la pelota con desvío incluido infló la red para meter al equipo con chances de empatar. Así cuando todo parecía indicar que se apagaría sin mucho para dar, hubo minutos que levantaron a la gente y al equipo.
Pero no alcanzó. La derrota evidenció lo que le cuesta al Millo volver a empezar para dejar en las vitrinas la gloria de la histórica final de la Libertadores que le ganó a Boca.