Daniela Blanco, periodista y licenciada en Ciencias de la Comunicación, coautora del libro "20 años de Medios y Democracia en la Argentina", contó a 24CON cómo fue esa alquimia, que transformó un país oscurecido por la dictadura bajo los flashes de la democracia.
"Con la democracia el periodismo se calzó su propio traje, que es ejercer este ojo testigo, crítico, y ejercer un derecho que no tenía en tiempos de Dictadura. Esto abarca a todos, es el derecho a saber y mantener informados a todos los ciudadanos", definió Blanco.
- ¿Hubo un quiebre en los medios o fue un proceso que maduró a medida que se fue debilitando el gobierno militar?
- La democracia es el punto de inflexión. A partir de allí se modificó, transformó, se hizo más dinámica absolutamente la estructura de la propiedad y de producción de los medios de comunicación en al Argentina. Irrumpió positivamente derribando los mecanismos de censura y dando una apertura en lo que hace a la producción. Las empresas periodísticas escupieron a la calle mas títulos, se reactivó la estructura de trabajo del periodismo, que estaba quieta, callada, bajo mecanismo vinculados al miedo”.
- ¿Por qué cree que no existió la autocrítica en los medios que fueron funcionales al gobierno? ¿Qué pasó en el traspaso a la democracia?
-Creo que hay parte del periodismo que sí ejerció una autocrítica, la vinculada a los trabajadores. Tal vez los que deban hacer una más profunda y más pública autocrítica son los propietarios de los medios de comunicación, que revisen con más complejidad lo que ocurrió con el periodismo en los tiempos de la Dictadura.
-¿Qué otros cambios derivaron de esa gesta histórica?
-Otra de las grandes cuestiones que ocurrió con la democracia fue la afluencia de un nuevo periodismo, de hacedores, una gran cantidad de jóvenes que gracias a la posibilidad de estudiar con libertad han elegido carreras vinculadas a la comunicación y esto ha dinamizado la manera de producir.
-¿Cómo y en qué cambio la forma de hacer periodismo?
-El arribo de un nuevo sistema político en la Argentina transformo la manera de hacer periodismo en el tratamiento de la información, en el levantamiento de la censura interna, de la impuesta y de la ad hoc que viene con la Dictadura. La Dictadura afecta pública e internamente la producción de un medio de comunicación. También hubo una apertura en las fuentes informativas, hubo un despegue en el seguimiento de los diferentes partidos políticos en el poder.
-¿Cree que es un tema pendiente la modificación de la ley de radiodifusión, la 22.285?
-Es una deuda que tiene que ver con la democracia. Es un absurdo a esta altura que tengamos medios con vigor y estén al amparo de una ley de la Dictadura. Está dentro de lo que yo denomino "las vigencias", en el sentido de cuestiones que se vienen arrastrando con poca resolución a favor de la ciudadanía. Lamentablemente después de 25 años han ocurrido un montón de transformaciones en los medios y no hay una ley acorde, que acompañe estas transformaciones, privilegiando la pluralidad de voces.
- ¿Los medios deben ser públicos o privados?
- Con los medios públicos tenemos una deuda. La iniciativa que se dio con el gobierno de la Alianza es interesante pero ha quedado absolutamente incompleta.
-¿Que habría que hacer para que sea completa y eficaz?
- Despegar a los medios públicos del poder político, que tiene que ver con la pluralidad informativa y con llegar al mayor número de personas, con amplificar el mensaje. Y esto en tiempos de democracia y de conglomerados industriales de la comunicación es más importante que nunca. El vigor, la independencia y buenos contenidos son vitales para la ciudadanía.
¿Desde lo profesional, qué significó para su carrera la llegada de la democracia?
- Empezaron las carreras de ciencia de la comunicación y éramos todos jóvenes que nos parecía que estábamos en un laboratorio de ideas. Era una etapa, en el sentido más noble de la palabra, de destape ideológico. Yo soy de la generación post oscura de los desaparecidos, que hemos tenido la plenitud de dedicarnos a los medios, tanto en lo académico como en el ejercicio de la profesión, con libertad y con posibilidades. Yo creo que el periodista a pesar de las vigencias y del cercenamiento de la información tiene un espacio de acto individual, hay que poder ejercerlo, a veces se pude más, a veces menos.